Por: David Gonzalo Duarte González*
No existen entre nosotros las condiciones básicas para el goce pleno de la salud, como evidente es que la distancia para alcanzar un nivel de bienestar deseado o al menos decente, está, en cuanto a metas se refiere, aún lejano, debido a que falta en mucho otorgar a la salud mayor importancia dentro de las políticas sociales y proceso de desarrollo; formular, implantar e implementar políticas y programas para alcanzar equidad en salud, superar el déficit creciente de cobertura de servicios; y, redefinir las formas de conducción y organización de este importante y fundamental sector esencial para la vida humana.
Para cumplir tales retos, bueno es plantear como válida estrategia, la reorganización del sector salud sobre la base de robustecer y desarrollar un eficiente sistema local de salud, que bien pudiéramos definir como la organización institucional responsable de la salud de su población, que ejecuta acciones de prevención, curación y rehabilitación en un espacio geográfico definido, donde integra, coordina y moviliza todos los recursos existentes, privados y públicos, y sobre todo los de la comunidad, que debe participar activa y responsablemente en la búsqueda de su propia salud. Sistema local este que debe tener capacidad para resolver sus problemas dominantes de salud, por lo que deben contar con poder de decisión y autonomía de gestión como expresión en el sector de la delegación de poder al nivel local y ser parte integrante del sector con las características de descentralización y desconcentración con ajuste a la normatividad vigente.
Como municipios, importa esforzarnos por consolidar la democracia interna, a la par de hacer más eficientes sus gestiones y más accesibles sus objetivos de desarrollo, proceso en el que invariablemente se coincide en que la descentralización es la estrategia adecuada para hacer más efectiva la administración pública y multiplicar los esfuerzos por el desarrollo en todos los territorios, ya que en mayor o menor grado, los procesos de descentralización avanzan cuando se otorgan a los niveles locales poder y autonomía administrativa. En este nivel surgen los municipios como el gobierno local por excelencia, dada su proximidad con la población dentro de un espacio geográfico definido; razón por la que importante es centrar los procesos descentralizadores en el fortalecimiento del municipio, independientemente de las dificultades que de hecho se encuentran y habrán de encontrarse sin duda.
La descentralización no es solo una medida de trazado geopolítico, por lo que debe acompañarse de medidas complementarias en el orden de la administración pública y la economía; pues en muchos casos la descentralización se acompaña de nuevas atribuciones o delegaciones en la atención de servicios tradicionalmente de manejo centralizado como la educación, la salud y la cultura.
Es de tener en cuenta en esto, que no todos los modelos deben ni tiene que ser iguales, pues de hecho son diferentes en atención a la heterogeneidad y complejidad como sus fenómenos más generalizados., ya que los municipios varían de conformidad a su tamaño, potencial en materia de recursos, problemática social y capacidad administrativa.
Para contribuir a la democratización, debe considerarse la descentralización en forma integral y como un instrumento de equidad y justicia, de ahí que los municipios, al tiempo que reciban mayor delegación de autoridad política, deben también contar con capacitación y facultades legales, jurídicas, administrativas, técnicas y financieras; enfoque integral este que facilita el robustecimiento de la vida y de las instituciones municipales, a fin de alcanzar una real participación comunitaria en la solución de los problemas sociales, entre los que sobresalen los de salud pública.
Camino a fortalecer a los municipios a este tenor, importan medidas viabilizadoras, tales como otorgarles mayor poder para organizarse, reglamentar y manejar presupuestos; posibilitar un mayor dominio de la población sobre su territorio, a fin de incrementar la participación social; aumentar su capacidad para generar las condiciones de bienestar de la comunidad, al responsabilizarle por los servicios públicos de agua potable, alcantarillado, mercados, panteones, abasto, parques, jardines y otros, como los de salud, que pueden también ser incluidos entre sus responsabilidades; Y, otorgarles mayores facultades para establecer relaciones con otros municipios u otras instancias: públicas, privadas o sociales.
La salud, aspecto de vital preocupación, ocupación, consideración e importancia, depende de muchas condiciones, pero sobre todo, del esfuerzo colectivo y coordinado de los sectores del desarrollo y de la comunidad, así como proceder a la total municipalización de los servicios de salud; a efecto de facilitar la planificación y mejorar los resultados a nivel local.
En síntesis, cualquiera que sea la forma como se adopte para bien la descentralización del Estado en la relación sector salud/municipios, es relevante el papel que éstos pueden desempeñar en las tareas de promoción de la salud, a partir de la creación de servicios y condiciones mínimas para el desenvolvimiento de la vida diaria y del desarrollo de una cultura de salud por parte de la población. En la comprensión que este papel y su aprovechamiento, soportarse debe en el planteamiento de rutas camino a consolidar municipios saludables, que es el anhelo aplazado de muchos en los departamentos, regiones y país en general.
* David Gonzalo Duarte González. Profesional de la Salud. Especializado en Gerencia en Seguridad en Salud en el Trabajo. dago1286@hotmail.com