Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza*

En toda sociedad, comunidad o colectivo, si progreso quieren, interesa la solidaridad, la equidad, formar una conciencia crítica, propiciar una integración participativa. Actuar fomentando un sustrato de opiniones y actitudes sociales y ser capaces de influir sobre los comportamientos de toda la sociedad, desde consensos amplios que permitan y faciliten sólidos como superiores desarrollos.

Velar porque el papel de la familia en nuestra sociedad revalúe multitud de criterios, se exija para ella una reconsideración política integral que fomente su papel esencial en la sociedad bajo premisas de participación y talante democrático, lo que debe apoyarse en la integración voluntaria del individuo en una célula coherente con sus demandas de realización material, cultural y comunitaria. Valorar la familia bajo criterios culturales explica que sea eje y motor para una consideración integral de los derechos del individuo y centro de interés para la administración pública.

En cuanto al bienestar general, que debe ser estadio de preocupaciones de todos y para todos, más allá de lo material, necesario es que los mayores esfuerzos se orientan a reconsiderar planteamientos menos favorables; y en consecuencia, abordar con mayor ambición los asuntos que puedan ser propósito de actuación pública, más articulada con el hoy, bajo una visión que no suponga la sola evaluación de factores materiales, sino demás elementos que aumentan los niveles de bienestar colectivo, que se canaliza por una serie de servicios, cuya instrumentalización permitirá apoyos físicos y humanos, que posibilite un desarrollo comunitario continuo y pluralista sin exclusiones.

Importa en ello, una infraestructura en las comunidades para que su participación sea real, la cual debe apoyarse en que sea un centro de reunión, abierto a todos los grupos sin exclusión. y a todos los individuos, dotando a la comunidad un núcleo de identidad y relación; que potencie la cultura y la capacidad de análisis de la comunidad, y donde los individuos puedan desarrollarse; que sea plataforma para que la comunidad pueda organizar sus servicios más necesarios; y, que relacione a los individuos con su entorno social, les dote de medios de investigar su propia comunidad y que sea catalizador de las inquietudes, problemas y necesidades del núcleo de población.

En todo lo cual, debe fomentarse, impulsarse y facilitarse la acción comunitaria de grupos intermedios y de comunidades locales, en las que familia, mujeres. marginados, pueblos, barrios y demás sean protagonistas de su propio desarrollo. Lo importante es partir de la base de la participación activa de la comunidad en la gestión de la acción comunitaria contribuyendo con ello a la educación democrática en los grupos y comunidades intermedias. Educación democrática concebida, no como ideología partidista, sino como fomento de los valores de libertad, equidad y responsabilidad.

En todos los casos, implica el desarrollo comunitario una tarea a largo plazo, por ser esta una actividad que no se mide por plazos temporales rígidos, sino por el efecto que produce sobre generaciones de individuos, que cada día se enmascaran con mayor amplitud en el espectro de población. Es esta sin duda una tarea a la que debemos dedicarse a tarea a la que deben dedicarse esfuerzos multiples con generosidad manifiesta y plena confianza, en la verdad que es indispensable creer y estar convencidos que la semilla de la nueva sociedad, plural y participativa, que todos deseamos debe empezar a nacer entre nosotros, para bien y cosecha de las generaciones actuales y sobre todos las por venir. rubenceballos56@gmail.com *Jurista

¿Cómo le pareció el artículo?
+1
0
+1
0
+1
0
+1
0
+1
0

Por admin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *