Por: Redacción El Economista
Consumir este pescado venenoso puede ser letal. De la misma familia que el fugu, considerado un manjar en Japón, el pez globo (Lagocephalus sceleratus) es aún mucho más venenoso. Probar un solo bocado de su carne puede ser letal. De hecho, la bióloga marina Aylin Ulman cuenta a EFE que ha documentado 27 muertes por consumir este pescado, así como otras 144 intoxicaciones, desde que en 2003 se observara por primera vez a este animal en el Mediterráneo.
Llegado a través del canal de Suez, este pez no solo supone un problema por su letalidad, sino también por su imparable expansión. «Comen de todo, desde moluscos a peces pelágicos, con sus enormes dientes afilados pueden masticar todo, y desde hace unos años se han acostumbrado a comerse los peces ya atrapados en las redes de pescadores», explica la bióloga.
Esta capacidad para ingerir prácticamente cualquier tipo de alimento, unido a que casi ningún otro ser vivo es capaz de devorarlo —por su toxicidad y por capaz de hincharse— está provocando que la especie se expanda de manera imparable. Mientras que su presencia es habitual en las costas turcas y griegas, ya se ha detectado en el Adriático, en el Magreb y hasta en el Estrecho de Gibraltar y en Alicante. La contaminación atmosférica causa 239.000 muertes prematuras al año en la UE
«Probablemente sea la peor especie invasiva del mundo», considera Ulman en una conversación con EFE durante un visita a la localidad costera de Fethiye, donde sus pescadores ya notan los estragos que provoca este pez.
Junto con las intoxicaciones, la bióloga también cuenta que ha documentado ataques de este pez, que puede alcanzar hasta 90 centímetros y 10 kilos de peso, a humanos. Gracias a sus dientes en forma de pico, puede incluso llegar a amputar dedos. Aunque, afortunadamente, estos son extremadamente poco frecuentes, por lo que «no hay motivo aún para asustar a la gente», apostilla la bióloga.
Interés desde la medicina. Sin apenas depredadores y sin ser apto para el consumo humano, a esta especie se le opone muy poca resistencia para que se siga expandiendo. Sin embargo, algunos investigadores ven en su potente veneno un poderoso aliado para la industria farmacéutica.
Por el momento no existe ningún medicamento que emplée la tetrodotoxina —el veneno del pez globo— en su composición. No obstante, este analgésico ha mostrado en diversos experimentos su efectividad, con la ventaja que no genera adicción.