Por: Lisbeth Paola Barraza Escorcia*
Claro sobremanera debe quedar que proteger a la infancia y adolescencia en situaciones vulnerables es responsabilidad de todas las personas que conformamos esta sociedad; más por cuanto vemos cada día y cada vez más, situaciones de insolidaridad con ese universo etario, con el que estamos dados a formarnos percepciones estigmatizadas, lo que influye en su autopercepción desvalorizada, ya que sus derechos y necesidades parecen invisibles ante los ojos de la población.
Uno de los mayores retos por parte de organizaciones sin fines de lucro que atienden a esta población, es ganarse su confianza, pues se les dificulta creer que pueden recibir una ayuda desinteresada e incluso reconocerse como personas con derechos, debido a las diversas experiencias que han vivido a su corta edad. Estas personas, que a menudo tienen vínculos familiares débiles o inexistentes, se ven obligadas a desarrollar duras estrategias de supervivencia, lo que las expone a diferentes tipos de violencia y abusos; razón por la cual cabe señalar que hay dos tipos de poblaciones en situación de calle: la niñez y juventud que, aunque tienen hogar y familia, pasan la mayor parte de su tiempo en las calles realizando alguna actividad económica, y aquellos que viven permanentemente en espacios públicos.
Obliga lo cual desarrollar un modelo de atención, ojala propio, para cada una de estas poblaciones, defender y promover sus derechos, dirigir los programas para la juventud y niñez que vive en las calles, ofrecerles educación continua, vincularlos a bolsas de trabajo y apoyo para rentar una vivienda, a fin que una vez hayan creado un proyecto de vida, se les siga prestando adecuada atención para su salud física y mental; lo mismo que brindarle acceso a talleres, actividades recreativas, becas, alimentación y deportes; pues objetivos son conseguir que niñas, niños, adolescentes y jóvenes se visualicen como personas valiosas con derechos además de aprender las habilidades y competencias para construir una vida digna fuera de las calles. Es en definitiva,
sensibilizar a la población sobre la niñez en situación de calle y visibilizar esta problemática social.
Insisto e insistir debemos todos como comunidad, es proteger a la infancia y adolescencia en situaciones vulnerables, por cuanto es responsabilidad de todos quienes conformamos esta sociedad, forma esta de contribuir a revertir esta realidad, darles un trato respetuoso y sumarnos a las instituciones que a ello se dedican, con donaciones, tiempo o trabajo.
*Lideresa Social. Tallerista. Conferencista. Columnista