SAÚL ALFONSO HERRERA HENRÍQUEZ

Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez*

Así como alguien dijera que perder es ganar un poco, otros igual afirman que retirarse, apartarse a tiempo también es ganar, pero no poco sino mucho, con lo que gran cantidad de voces están de acuerdo, sobre la base que resulta lamentable ver a figuras en todos los órdenes y disciplinas que se amarran con desesperación a su pasado de gloria, pues no tienen la madurez de retirarse a tiempo y, por consiguiente, comienzan a ser irrelevantes, lo mismo que a sufrir un proceso de irremediable decadencia, desconocimiento y olvido.

En el campo de la política, para hablar de algo que es cercano a muchos, el problema es especialmente preocupante, muchas veces por cuanto no hay relevo generacional. Son los mismos con las mismas, actores quienes manejan los partidos y encabezan los listados a ser votados, los que se inscriben como candidatos y toman las decisiones. Normalmente quienes aparecen son los mismos zorros de siempre, con una experiencia probada ciertamente, con vida recorrida, pero la más de las veces, sin validas gestiones, realizaciones, logros ni resultados positivos que mostrar.

Es igualmente real que, en ocasiones, en esa terquedad de continuar vigentes, los políticos se vuelven “payasos” generando risa y pena, porque hacen lo que sea, ridículamente, para llamar la atención a su favor. Los que alguna vez fueron protagonistas de primer nivel, e incluso otros niveles, se niegan a formar parte de la reserva, cerrándole las puertas a personas que podrían darle otro aire al escenario público. Otros se rehúsan a dejar de sobrevivir políticamente, sabidos que, si salen de las posiciones de preeminencia, la suma de sus “pecados” los vuelven vulnerables a investigaciones y persecuciones; razón por la que entonces buscan el fuero o las conexiones que los protejan. En este rango ingresan muchos de los funcionarios o políticos que se sirvieron grandes tajadas de la torta administrativa pública en sus regencias, pensando que siempre estarían en el poder sin caer en la cuenta que, el mismo es efímero.

Otros veleidosa y torpemente se mantienen en sus cargos. No entienden de salidas decorosas, dignas, de esas que vienen en los distintos manuales de gestión de crisis, lo que muchas veces de debe a aúlicos que no les recomiendan lo contrario, debido a que, de los errores de los otros, ellos pelechan en beneficio propio, pero cuando caen aquellos, no compartes las culpas y los dejan a la deriva rumiando sus indiscreciones, desmanes, pecados o culpas en penosa soledad. Empañan su vida profesional y la de los suyos, quedándoles todo para avergonzarse por el resto de sus vidas, ya que todas sus actuaciones, decisiones y declaraciones son filtradas bajo la óptica de la corrupción.

Saúl Alfonso Herrera Henríquez. saulherrera.h@gmail.com – Abogado. Especializado en Gestión Pública. Derecho Administrativo y Contractual.

¿Cómo le pareció el artículo?
+1
0
+1
0
+1
0
+1
0
+1
0

Por editor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *