Por: Iván Meneses
La nochebuena del pasado 24 de diciembre para la familia Peña Pinto se convirtió en noche de dolor.
Mientras celebra la llegada de la navidad con unos amigos, con quienes departía unas copas, al joven Manuel Darío Peña Flores la muerte lo sorprendió.
Peña había viajado de Colombia al país norteamericano en busca de un mejor porvenir para él y su familia. Recién había cambiado de residencia desde Valledupar -Cesar a Chinú- Córdoba. Manuel, con ayuda de amigos viajó a San Francisco, Estados Unidos en busca de ganar más recursos económicos, ya que la inflación en Colombia absorbía sus ingresos.
Peña Flores deja tres hijos, dos niños de trece y Díez años y una bebé de tan solo dos añitos de edad y estaba casado con la joven María Fernanda Pinto.
En diálogo con “Mafe” Pinto nos contó que no solo su esposo falleció esa noche, sino un amigo de ambos que lo acompañaba en la celebración navideña.
El otro colombiano fallecido responde con el nombre de Edwin Romero.
Los cuerpos sin vida de los connacionales se encuentran en la morgue local a la espera de ser reclamados por sus familiares, quienes acá en Colombia le hacen un llamado e invitación a los gobiernos nacional y departamental en el Cesar para que les brinden una ayuda económica y así poder repatriar los cuerpos y darles cristiana sepultura en su país natal.
Entre rifas y donaciones económicas María Fernanda en compañía de familiares de su compañero sentimental y de su amigo, ha alcanzado recolectar una cifra considerable de dinero, pero le falta la mitad del valor que cuesta repatriar los cuerpos desde San Francisco al país nacional.
Sola y desamparada a María Fernanda le toca luchar para sacar adelante a sus pequeños, que a diario le preguntan por su papá y al cual quieren ver.