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Por: Miguel Pérez Pichel*

Un archivero sevillano arroja luz sobre uno de los misterios más viejos sobre la interpretación correcta de un fragmento del Quijote. Don Quijote no era un descuidado de armas oxidadas, sino un diligente caballero «lanza en ristre». Los estudios e interpretaciones del Quijote siguen dando de qué hablar, generando debates y curiosas polémicas. La última se debe a la traducción, o más bien adaptación al español actual, de la obra cumbre de Cervantes –y de la literatura universal– y, en particular, de una expresión que figura nada más empezar: «Lanza en astillero». Dice Cervantes de don Alonso Quijano que era «un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor».

En su adaptación del lenguaje del Siglo de Oro al español de hoy en 2015 Andrés Trapiello tradujo esa «lanza en astillero» como «lanza ya olvidada», mientras que en la revisión de 2019 modificó el significado de astillero sutilmente con la expresión «lanza ya olvidada». Sin embargo, en la edición de Destino presentada este año 2024, donde Andrés Trapiello confronta página con página la versión original del Quijote de Cervantes con su adaptación para los lectores de hoy poco acostumbrados a las expresiones cervantinas, figura la expresión «lanza en ristre».

¿Qué ha pasado para que, con tan pocos años de diferencia, Trapiello haya cambiado radicalmente la traducción del término hasta darle un significado totalmente opuesto?: de ser una lanza abandonada, la del hidalgo don Alonso Quijano, ha pasado a ser una lanza en ristre, es decir, lista para ser blandida. Lo que ocurrió entre 2019 y 2024, informó la agencia Efe, es que Trapiello conoció a José Cabello Núñez, investigador y archivero que se ha sumergido en la obra de Cervantes, en documentos históricos originales sobre la vida, obra y el momento histórico en el que vivió el escritor de Alcalá de Henares.

El resultado de su investigación le ha permitido localizar un documento esencial para descifrar el sentido real que Miguel de Cervantes Saavedra quiso dar a la citada lanza en astillero. El documento es una carta de 1595 donde un comisario real de abastos de nombre Juan de la Torre Hurtado empleaba la expresión «en astillero» para comunicarle a su proveedor, Pedro Rodríguez Herrera, que en Écija y Marchena, a diferencia de lo que ocurría en Sevilla, no habían encontrado problemas para recaudar trigo y ya los tenían listos, es decir, preparados para «ponerlos en astillero». La particularidad es que la carta se redactó diez años antes de que Cervantes escribiera el Quijote, pero es que, además, Juan de la Torre Hurtado y Miguel de Cervantes fueron compañeros en el tiempo en que el escritor residió en Sevilla.

En la edición de Destino del Quijote, Trapiello explica el origen del error y detalla cómo fue el proceso hasta llegar a la interpretación correcta. Tras la primera pista proporcionada por el investigador sevillano, el autor de la adaptación del Quijote siguió tirando del hilo y localizó otros muchos documentos que corroboraban el sentido de «en astillero» con el significado de «preparado». Por ejemplo, en El pasajero (1616) de Suárez de Figueroa, donde aparece la frase «ya tenéis vuestro libro en astillero», esta vez, sin errores de interpretación.

*Licenciado y Doctor en Periodismo. Redactor. Escritor. Conferencista. Docente Universitario

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