Rafael Robles Solano

Por: Rafael Robles Solano*

Con ocasión de las elecciones de este 29 de octubre, he tenido la oportunidad de deliberar sobre este tema, respecto de la escaza participación ciudadana en los certámenes electorales de nuestro país, en el que, por décadas, el abstencionismo se destaca sobre los votantes, por los altos índices que evidencia la masiva ausencia ciudadana.

Son múltiples las razones que impulsan a los abstencionistas para no asistir a las urnas, pero quizás la mayor, lo constituye la falta de confianza en las exageradas y repetidas promesas de los políticos, o sea, ya casi nadie les cree, porque generalmente resultan incumplidas. Se destacan sobre este polémico tema, el abstencionismo, los conceptos interpretados por diversos tratadistas nacionales, que se contraponen a quienes siguen creyendo firmemente en las bondades de nuestro sistema electoral, del que respetuosamente aprovecho la oportunidad y me permito recoger los oportunos conceptos expuestos por la apreciada colega y ex senadora huilense, ESPERANZA ANDRADE, quien en su última columna, titulada: COLOMBIA, A VOTAR CON ESPERANZA, cordialmente invita a participar en las elecciones territoriales, advirtiendo y cito textualmente: “Ojo, no son unas votaciones más. Son la ocasión clave de ejercer el derecho al voto y escoger los lideres y sectores políticos que tendrán un impacto directo en la calidad de vida de las comunidades en el siguiente cuatrienio. Por eso no nos podemos equivocar.” Y concluye su patriótico artículo diciendo: “Es hora de sanar y de acabar con tanta desilusión y odio que atenta contra la aspiración legítima de un futuro compartido, en el que todos tengamos cabida. ¡Una nueva y mejor Colombia si es posible!

Al margen de las simpatías o discrepancias ideológicas o partidistas que motivan a los electores, para apoyar o no a cualquiera de los múltiples aspirantes a cargos de elección popular, debemos reconocer que también prevalecen las desilusiones y los rencores de todo tipo contra los actuales gobernantes, como también contra los que ejercieron el poder en décadas pasadas, porque juntos, han llevado al país a la situación de pobreza generalizada y sobre todo de la polarización que actualmente padecemos, donde asistimos a la atomización de los partidos tradicionales de antaño, que se han fragmentado en distintos grupos políticos, muchos hoy llamados de “garaje”, compuestos en su mayoría por clanes y castas familiares que se perpetúan y controlan los poderes locales y regionales.

Entonces, de cara a los problemas crecientes de necesidades básicas insatisfechas, falta de oportunidades, seguridad, inflación, costo de vida, etc., además, confrontados ante las polémicas reformas de cambio que intenta implementar la administración actual, que por falta de adecuadas y convenientes formas de socialización, se enfrenta una férrea oposición liderada por sus adversarios políticos de derecha, que apoyados por los medios de comunicación al servicio de aquellos, tienen al gobierno y valga la redundancia, sin poder estabilizar la gobernabilidad necesaria para manejar al país y generar la confianza mínima para llevar a cabo sus distintas reformas sociales y concretar sus pretendidas luchas contra la desigualdad, la corrupción y los procesos de paz, tan cuestionados por sus detractores, por las controversiales posturas reivindicando a paramilitares como gestores de paz o remunerando económicamente a jóvenes militantes de pandillas criminales.

Bajo el panorama antes descrito, es complicado esperar en esta oportunidad, que veamos una participación masiva de los votantes en las urnas, porque estimo, prevalecen los factores previamente reseñados, que al final son los que determinan la no asistencia de los electores.

*Secretario Ejecutivo LIDERESOCIAL. lideresocial@hotmail.com

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