Por: Rafael Robles Solano*

Terminada la jornada electoral del pasado 29 de octubre y conociendo los resultados electorales y generales a nivel nacional, se evidencia que el Gobierno sufrió un descalabro que era previsible y que estaba pronosticado no solo por las encuestas, sino también por los analistas desmarcados de intereses clientelistas e independientes.

Este fracaso generalizado en las elecciones territoriales no fue casual y además tiene enormes repercusiones a nivel nacional, en especial por la pérdida de votantes en las principales capitales del país, que es donde existe el mayor caudal o volumen electoral, lo que contribuye a menoscabar la gobernabilidad que tanto le urge al Gobierno en lo que resta del periodo presidencial. Estos resultados, junto con la ya conocida o mejor, tradicional abstención que en esta oportunidad alcanzó el 41,28% del potencial electoral y el aumento del voto en blanco, con casi un millón de sufragios, reflejan de una parte, el enorme inconformismo de masas silenciosas que continúan indiferentes ante las elecciones y los restantes, que así expresan su descontento frente a las recurrentes y trilladas propuestas políticas de los miles de candidatos a las diferentes corporaciones.

Siguiendo con este sencillo análisis del pronosticado fracaso electoral del Gobierno, tenemos que evidencia no solo la gran fragmentación interna y dispersión de los seguidores del Progresismo y del Pacto Histórico, cuyos dirigentes resolvieron para estas jornadas electorales, escoger sus candidatos unilateralmente, para apoyarlos de formas independientes y ajenas a las directrices gubernamentales en las diversas coaliciones regionales y municipales.

En junio de 2021, providencialmente expuse en esta misma tribuna, una publicación titulada “CREPÚSCULO DE LA DICTADURA DEMOCRÁTICA EN COLOMBIA”, sosteniendo que observaba con la misma preocupación de aquel momento, pero refiriéndome a Duque y al Centro Democrático que: “… era previsible lo que está aconteciendo, dada la insensibilidad y la megalomanía imperial del Presidente, como de su equipo de asesores y Ministros, quienes continuaron adelante con sus proyectos de reformas inoportunas para un país en crisis, sin consensuar (consultar) previamente con los diferentes estamentos sociales, económicos y políticos, sólo apoyados en la fuerza hegemónica, discriminatoria y excluyente de su partido, ”Pero la gran ironía consiste en que ese cuestionamiento, ahora encaja como anillo al dedo, para retratar lo que acontece hoy con el presidente, pero en este caso, es que él, se está quedando prácticamente solo y sin los aliados políticos necesarios para continuar adelante con sus discutidas y polémicas reformas sociales.

De otra parte, sus opositores siguen promoviendo en su contra acciones en todos los frentes, impulsando figuras como la desobediencia civil: “que lamentablemente son tergiversados por quienes pretenden aprovechar la caótica situación, con fines políticos y las consecuencias de semejantes controversias, las estamos padeciendo, por cuanto la desobediencia civil, se transformó en indisciplina social, alimentada por la ignorancia de quienes atrevidamente especulan y creen que … es asunto un publicitario auspiciado por los medios de comunicación.”

Como consecuencia de tales resultados, la gobernabilidad está más debilitada y siendo desafiada no solo por los opositores, sino también por otros sectores gremiales que enarbolan sus reclamos contra la carestía de productos como los combustibles y de otros servicios como los públicos, energía, gas y agua, que afectan los recursos básicos para la subsistencia de grandes grupos poblacionales a los que representan, dejando al restante conglomerado que soporta dichas medidas, expuestos a las consecuencias de la indisciplina, irresponsabilidad y manipulación selectiva promovida por los adversarios del gobierno.

*Secretario Ejecutivo LIDERESOCIAL. lideresocial@hotmail.com