Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez*

El empoderamiento femenino es el proceso que permite el incremento de la participación de las mujeres en todos los aspectos de su vida personal y social. También concepto que bien podemos entender como un proceso en el cual una mujer adquiere o refuerza sus capacidades para lograr una vida autónoma y, asimismo, pueda participar en la toma de decisiones tanto en el plano personal como en el social, lo cual requiere la eliminación de barreras que obstruyan la igualdad de género.

Interesa sobremanera que las nuevas generaciones avancen respecto del empoderamiento de la mujer; y ella, la mujer, desarrolle desde temprana edad su personalidad y se crie en la verdad que puede convertirse en lo que desee, tomar sus propias decisiones para lograrlo y estar sabida que tiene las mismas oportunidades de trato y acceso a salud y educación que tienen los demás como debe y tiene que ser, y tenga así un papel protagónico en la sociedad del hoy y del mañana, en lo cual el empoderamiento le brinda las herramientas para lograr una mejor calidad de vida, toda vez que la inequidad de género que aún predomina no puede seguir.

Necesita toda sociedad mujeres preparadas, educadas, en capacidad de resolver los problemas todos, además de los aunados con violencia y discriminación. De otra parte es de señalar que la educación no debe constituir obstáculo, y por ende no debe estrechar sus oportunidades de desarrollo profesional y la capacidad de decidir su futuro; como tampoco estar ausente la mujer en las instituciones públicas y privadas, ya que ello retrasa la posibilidad de implementar nuevas formas de liderazgo.

Mujer es más que matrimonio, hogar y cocina. Es educarse, crecer, construirse. Saber que sus objetivos son otros muy distintos y asumir que todo debe girar en torno a destinos superiores. Hoy por hoy la mujer necesitan ser y estar empoderada, hacer uso de su libertad para definir su estricto concepto de realización, fomentar liderazgos, comunicación y negociación, desarrollar sus potencialidades en los distintos aspectos de la vida, en la realidad que conviene en bien de todos contar con más mujeres líderes para que la economía de un país se fortalezca y para que su entorno social evolucione, impulse y potencie.

Debe y tiene la mujer que vivir en todas las edades el empoderamiento. Entender de su responsabilidad, personificarlo, consolidarlo, transmitirlo a las nuevas generaciones. Ser ejemplo en todos los entornos. Ser ejes de cambio y transformación. Valientes, poderosas y no darse nunca por vencidas, razones para dejar el miedo a un lado, enfrentarse a los desafíos de la vida y aprender así de sus errores y aciertos; y más, porque el desarrollo sin la mujer no es posible. La igualdad de género no es sólo un objetivo de desarrollo en sí mismo, sino un medio imprescindible para lograr todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible.  

Sólo con hombres y mujeres conviviendo en igualdad será posible solucionar los conflictos políticos, el crecimiento económico, la prevención de las enfermedades, el cambio climático y, en definitiva, garantizar la sostenibilidad del mundo. Y así como hay múltiples argumentos para que el empoderamiento de la mujer sea una realidad creciente, igual que hay muchas maneras de contribuir; cada persona desde su ámbito y capacidades, debe velar por la existencias de un mundo equitativo y sostenible. Lo importante es no quedarse de brazos cruzados y hacer que la mujer en el escenario universal sea una realidad, como bien lo sentencia la escritora y activista política Hellen Keller, cuando afirma: No soy la única, pero aun así soy alguien. No puedo hacer todo, pero aun así puedo hacer algo. Y justo porque no puedo hacer todo, no renunciaré a hacer lo que sí puedo”. saulherrera.h@gmail.com *Abogado. Especializado en Gestión Pública

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