Por Enrique Herrera @enriqueha
Independientemente de las discusiones técnicas y jurídicas sobre el Metro de Bogotá, que si es subterráneo o elevado hay una conclusión de abulto: El Metro es sentimiento y emoción. Su construcción es un clamor.
Y así como el patriotismo o el nacionalismo aglutina a la gente, la construcción del Metro hará lo mismo, congregará a la ciudadanía bogotana en favor de su construcción, pronta y sin más demoras.
El Metro está generando algo de lo que carece Bogotá pero que en situaciones críticas o calamitosas tiende a surgir: solidaridad entre las personas a favor de un empeño de ciudad que en este caso, es ayudar a resolver el agobiante problema de movilidad. Claro, también es cierto, minoritariamente hay un segmento poblacional que pide rectificación y Metro subterráneo.
La causa del ¡Metro Ya! -hay que recordarle a Petro- suscita una adhesión espontánea porque la intermedia el sentimiento. Hay un sentimiento ciudadano pro-Metro.
Byung-Chul Han escribe que los sentimientos son básicamente empatías y empatía genera el Metro. También forma comunidad alrededor de algo, en este caso, que no lo trabe la idea presidencial de hacerlo subterráneo.
Y a partir de ahí -de los deseos a destiempo de Petro- se está escribiendo una narrativa, un drama: El que no haya Metro en Bogotá. Y entonces surge la alcaldesa Claudia López como salvadora del Metro, con un relato que genera sentimientos y despierta, a la vez, emociones. Los sentimientos, dice Chul Han, son las fuerzas motrices dentro de los dramas. Y no hacer el Metro o retardarlo en tiempo, o hacerlo más costoso o someterlo a más y grandes riesgos técnicos y jurídicos por querer hacerlo subterráneo como quiere Petro, es un drama para la ciudad.
Y el drama puede traducirse en indignación y la indignación es una emoción y las emociones generan movimientos que en este caso puede traducirse en apoyo político y electoral para los defensores de la causa ¡Metro Ya! y sepultar electoralmente, en octubre, a los que defiendan, en la campaña a la alcaldía de Bogotá, la posición contraria. La del subterráneo.
Por lo mismo, lo prudente y conveniente para el presidente y sus candidatos a la alcaldía de Bogotá, para que no les haga más daño a Gustavo Bolívar es que su gobierno se retracte porque es mejor el costo político-electoral ahora, que la derrota abrumadora el día de las elecciones en octubre.
Por último, el presidente Petro está dando una discusión extemporánea dado que el Metro de Bogotá ya fue licitado, contratado y está en ejecución; y con sus declaraciones ha generado un embollo que se está traduciendo en desconfianza a su gobierno, esa que precisamente, tanta falta le hace.
*Enrique Herrera Araújo. Abogado, especialista en Desarrollo Regional y magister artis en Gestión Pública, experto en tierras, agro y desarrollo rural. @enriqueha