Por: Ethel Carolina Cerchiaro Figueroa*
Será que estamos condenados a sufrir malas administraciones ? Expreso lo cual por cuanto es queja habitual de la ciudadanía que cuando la sociedad agotada e inmersa en sufrimiento mira hacia los gobiernos, solo encuentra para su mayor desgracia, la mirada fría del desinterés. Ningún liderazgo ni empatía en qué apoyarse. Sufre nuestro cuerpo social. Le duele lo que está pasando y lo que le están haciendo, que todos sabemos y sentimos. Golpe tras golpe sufrimos. Sumado a la pandemia, huracanes, desatención, menos recursos, condiciones precarias de vida, corrupción. Se percibe que se está pagando un duro precio. Que la ineficacia o inutilidad de los servidores públicos no está a la altura de las circunstancias. No reconocen falencias para no evidenciar incompetencia, el descuido de las administraciones, ni tener que explicar muchas de las compras de urgencia y su utilidad, lo que llama al descontento generalizado.
El panorama no es el mejor, por no decir que desolador. La población está desesperada, sigue con miedo e incertidumbre. Escucha de los gobernantes toda una serie de sin sentidos, No se ven soluciones prácticas a la vista. Van quedando huellas indelebles de descontento por las muchas consecuencias presentes y las que se avizoran. Familias rotas. Realidades paralelas. Denuncias, ataques y vejaciones, muy lejos de la compasión, el respeto y el derecho. Nada que surge autocontrol, liderazgo y templanza de las autoridades. Peligroso momento en que el miedo y el sufrimiento pueden transformarse en odio o venganza, y se corre el peligro de un todo general.
Desaparecidos ahorros, empleo y futuro. Hay impotencia. Las Pymes languidecen. Pierde la agricultura. Nada ni Nadie se salva de sufrir. Se prevé un lánguido mañana. Es oportunidad diría yo para que los gobernantes, líderes, servidores públicos, dirigentes, casta en mano y en actitudes se pongan en la línea de combate con su gente, previo consenso, avancen mancomunadamente en dirección al puerto seguro del desarrollo, el crecimiento, el progreso y la prosperidad que la ciudadanía quiere, requiere, clama, reclama y necesita. Bien pueden ser estos momentos la oportunidad también para estructuraciones mejores, imponerse desde el trabajo denodado y llamar a unidad y consenso en la búsqueda y procura de esos territorios mejores que queremos para todos.
Se trata de buscar un rumbo, reaccionar, reconstruirnos, avanzar, ser grandes, superarnos, ser resilientes, ayudar y ayudarnos, tomar distancia de lo inoperante, diferenciarnos de lo malo y peor, cambiar, transformar en proyectos nuestras realidades, hacer posible lo deseable. Hacer que se cambien gélidas y despóticas actitudes por sensibilidades, posibilidades, equidades, oportunidades, empatías. Restar frustraciones y avasallamientos. Generar alternativas. Pasar deldolor a la alegría de ser productivos y competitivos.
Tenemos que avanzar, es lo que toca. Soñar con territorios grandes y con grandeza. Convocarnos para cosa mejores y superiores. Potenciar nuestro sentido de pertenencia. Hacer de nuestro terruño una Patria Grande, que sueñe y realice. No queremos más un cuerpo social que cruja de dolor, ni que la población pida más clemencia. Estamos para hacer historia. Es el llamado. ethelcerchiaro@gmail.com *Administradora Financiera. Especializada en Gerencia Pública