Por: Francisco Cuello Duarte*
La imagen es la percepción que tiene el elector sobre un candidato, especialmente su trayectoria política, su experiencia en la cosa pública, y particularmente su liderazgo, humildad y el carisma. Es decir, es un juicio de valores que el elector hace sobre ese personaje que busca el respaldo popular para alcanzar una curul en el proceso electoral. Ahora bien, esa imagen puede mejorarse, disminuirse o acabarse, dependiendo del mensaje y de la comunicación política que el candidato maneje en su empresa electoral. ¿Qué dice, cómo lo dice, cuándo lo dice?
En efecto, todo candidato debe elaborar un programa de gobierno sobre su misión cuando alcance su objetivo, pues candidato sin proyecto definido es como un piloto sin plan de vuelo. Aclaro lo siguiente: aquellos que compran los votos para alcanzar el poder no necesitan de marketing político.
La política significa poder, y ese poder se maneja a través de la comunicación política, pues hacer política es comunicar. Y político que no hable y que no opine sobre temas de la vida diaria de su comunidad o entorno, está muerto. Es posible que pueda lograr el triunfo, pero a un precio muy elevado, y esto es peligroso.
Sin embargo, si ese candidato tiene un buen carisma, puede abrir puertas y conquistar al elector con más facilidad. El carisma es un plus que tienen algunos líderes políticos que arrastran masas más fácilmente que otros. No debemos confundir líder carismático con un líder populista. Un ejemplo de político carismático es el expresidente de Uruguay, Mujica. Sobre él, el escritor Allan Percy, nos dice: “el Mujica comunicador y mediático utiliza un recurso infrecuente en la clase política: decir lo que piensa”.
¿Qué se puede hacer para mejorar la imagen de un candidato para conquistar el apoyo electoral? En nuestro medio el centro de la política es el candidato, no su partido político que lo avala, pues son partidos muy desprestigiados por su corrupción y mañas de sus dirigentes, que en vez de sumar más bien le restan votos al candidato. Por esto se observa que muchos prefieren inscribirse por firmas, antes que utilizar la marca de un partico que no vende.
Así las cosas, para construir una imagen favorable hay que analizar el entorno socio-económico, cultural y político donde se va a ejecutar el proyecto y ofrecer una propuesta llamativa que agrade al elector, que llene sus expectativas, con una comunicación inteligente al estilo Kendall, utilizando el marketing político y teniendo en cuenta que en este trabajo influyen los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales, cuyo manejo debe ser muy cuidadoso.
Además, su propuesta debe ser diferente a los demás como si se tratara de una vaca púrpura según nos aconseja el escritor Seth Godin, uno de los grandes gurú del marketing político, pues en política triunfa quien tiene la mejor estrategia electoral, no quien reparte más dinero.
*Francisco Cuello Duarte. Columnista invitado. A propósito del año político que vivimos.