Por: Blaicer Moreno Córdoba*
Debe servirnos la cohesión social para que la estructura distributiva de la riqueza social no sea tan inequitativa ni desigual, lo mismo para que importe en un superior crecimiento económico y mayor generación de empleo y trabajo, a efecto que no se sigan postergando los derechos sociales básicos que hacen a la ciudadanía moderna, así como que tampoco siga la sociedad mostrando escasa adhesión y confianza en la democracia y el modelo de desarrollo, importando en consecuencia una solidaridad cierta que haga decrecer la sensación de malestar.
La cohesión social debe acercarnos, y de ello se trata, a cancelar deudas pendientes entre la brecha en ingresos y en nivel de vida, la distancia, consumo simbólico y material, más educación y menos empleo, más expectativas de consumo y menos opciones en la generación de ingresos, que concurren en minar ciertos elementos subjetivos de ella como son la confianza en instituciones, adhesión a normas básicas, sentimiento de pertenencia a la sociedad. Tenemos que entender desde la racionalidad y de una vez por todas, que La pérdida de cohesión social tiene que ver con la sensación de ciudadanía vulnerada; de ahí que desde la perspectiva de la teoría democrática y del Estado de Bienestar, bien y mejor pueda plantearse que la cohesión social tiene una alta correlación con la plena titularidad de derechos civiles, políticos y sociales, toda vez que no es sólo cuestión de prestaciones que las personas reciben del Estado en su calidad de vulnerables o pobres, sino de derechos que se ejercen en calidad de ciudadanos.
El sentido de pertenencia a la sociedad se juega sobre todo en la condición de ser iguales en cuanto a derechos, por el hecho de hacer parte de la misma sociedad; de ahí que un desarrollo basado en la ciudadanía social implique la decisión de una sociedad de vivir entre iguales, lo que no necesariamente traduce homogeneidad en las formas de vivir y pensar, sino una institucionalidad incluyente que asegure para todos las oportunidades de participar en los beneficios de la vida colectiva y en las decisiones que se toman respecto de cómo orientar esa vida colectiva, lo que determina que una sociedad de iguales implica una sociedad justa. No significa esto la supresión de toda desigualdad, sino un ideal de sociedad en que sus instituciones son capaces de encarnar el principio de justicia y en la cual sus miembros son capaces de adherir a estos principios que sostienen las instituciones y por ende de actuar en consecuencia con ellos, como sería lo lógico.
Es desde la pertenencia que se deba entender la cohesión social como derecho ciudadano, vale decir, el poder disfrutar de mínimos acordes con niveles de progreso y bienestar medios de una sociedad. La ciudadanía social, vista como pertenencia a una comunidad, requiere de un freno a las desigualdades económicas a través de la acción deliberada del Estado, ya que tales desigualdades, más allá de cierto punto, privan a muchos miembros de la sociedad a una real pertenencia a la misma. De este modo, el cruce entre ciudadanía y pertenencia remite al cruce entre derechos sociales instituidos y solidaridad social internalizada.
*Administrador de Empresas. Especializado en Proyectos de Desarrollo. Asesor y Consultor Político y Empresarial. Columnista
TEMA RELACIONADO: COHESIÓN SOCIAL, CIUDADANÍA, COMUNIDAD (II)