SAÚL ALFONSO HERRERA HENRÍQUEZ

Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez*

El objetivo fundamental de la Historia es proporcionar un conocimiento racional y crítico con la finalidad que individuo y sociedad puedan comprender el presente que viven; de ahí que importe como ciudadanos que nos demos juiciosamente a la tarea de dialogar sobre los muchos y distintos temas y aspectos que definirán nuestro futuro próximo y lejano como nación. Esto es en parte, empezar a poner orden al desorden, al saqueo imaginado y cierto que muchas veces queda corto frente a la realidad encontrada, la impunidad y demás otros desmanes, no permitir que las políticas abusivas continúen, como tampoco las tremendas crisis que en diversos escenarios e instancias padecemos.

No podemos como país seguir dependiendo ni cediendo controles estratégicos. Tampoco permitiendo por medio de leyes sastre y sobornos a legisladores y gobiernos más abusos contra la población. No más contratos leoninos, ni que se tomen los controles de mercados redituables económicamente hablando. Importa sacar a la luz toda esa serie de negocios sucios que han permanecido ocultos a la vista de todos. No puede ser que tengamos banderías políticas cohonestando los intereses económicos de unos cuántos, diluyendo toda carga histórica e ideológica de sus integrantes y votando en favor de narrativas falsas en clara traición a la patria, cediendo en su disputa con los cambios y transformaciones que requerimos haciendo ellos lo políticamente incorrecto en detrimento del país y los suyos.

Es entender con razones que debemos defender todo lo que engendra soberanía y empezar a hacer historia, lo contrario es traición. No podemos seguir siendo gobernados desde el odio, la mentira, el miedo, la simulación, la propaganda que, incluso, acusa a sus adversarios sin razones, No es de buen recibo que se expresen las más diversas formas y expresiones propagandísticas concentradas en desacreditar e infundir miedo. Voces políticas, lo que no puede ser, que en lugar de unir se han dedicado a esparcir bestialidades a través de comentarios fuera de tono y lugar.

Necesitamos de iniciativas que inviten a poner orden en el desastre, que propendan por adecuadas reglamentaciones, que se favorezca el empresariado. No se trata que sean iniciativas con enseñas partidistas ni caprichosas, sino estructuraciones justas y necesarias que coadyuven los intereses superiores de la comunidad y del país. Es escuchar el sentir de las mayorías e interesarse en tomar decisiones por el bien de la patria. Es ir de la mano de las exigencias populares y no que prefieran escuchar a cabilderos de empresas internacionales, lo que traiciona la defensa de la soberanía nacional.

No queremos falsos demócratas, personajes que se caracterizan por infundir miedo y odio, y no les gusta que la ciudadanía tome parte en las decisiones públicas y prefieren tomar decisiones en lo oscuro, acordar prebendas y que nadie les cuestione lo que hacen. No dimensionan que hoy por hoy tomar decisiones a costa y espalda de la ciudadanía sin consecuencias ya no es posible, pues hay ya un pueblo consciente y observando. Juran nuestros dirigentes servir a la patria y representar al pueblo; lo que debe impedirles tomar decisiones en contra del país, en el entendimiento y la comprensión que, en estos tiempos, hacer política es servir al pueblo y cuando se benefician intereses ajenos y extranjeros, el pueblo no debe perdonarlos. Ciudadanos, hagamos historia.


*Saúl Alfonso Herrera Henríquez. Abogado. Especializado e Gestión Pública. Derecho Administrativo y Contractual. saulherrera.h@gmail.comsaulherrera.h@gmail.com

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