JOSÉ MANUEL HERRERA BRITO

Por: José Manuel Herrera Brito

Según The new equation strategy, en definición técnica, nos dice que los ciclos o círculos virtuosos son aquellos que surgen cuando el ser humano se relaciona de forma positiva con los demás, algún evento o área de negocio y como consecuencia, se consiguen resultados eficaces y óptimos, los cuales encuentran su término para abrir horizontes y encarar desafíos complementarios que los hacen válidos y provechosos en las más de las situaciones y circunstancias.

Me apoyo en lo anterior para significar, que si bien muchas de nuestras instituciones de estudios superiores en el orden académico, han estado en manos de reconocidos científicos en ciclos virtuosos de importancia, bueno es que abran espacio para que igual se complemente la orientación de dichas instituciones, sin que la sedimentación del ser, haber y quehacer científico se ponga en riesgo y en cambio sí, se le impriman nuevas contextualizaciones que ayuden a que sigan siendo escenarios sólidos, con patrimonio tangible e intangible, estables y permanentes, adheridas al crecimiento local, departamental, regional o nacional según el caso.

Nuestras instituciones de educación superior deben unirnos cada vez más en todo momento y desde todas las sensibilidades, en la verdad que en ellas y en toda su cantera humana es dable encontrar vías de identidad, para apuntar con prisa y sin pausa a consolidar un prestigio promisorio e incesante que sea legado para las generaciones por venir, además de ser fuente de energía que se materialice en solidaridad intelectual, emocional, cultural y se convierta en alma de municipalidad, departamentalidad, regionalidad o colombianidad.

A la par del sustrato científico que deben tener, ser inherentes y acompañar a las instituciones de educación superior en el país, importan también aportes transicionales con generación de investigadores sociales de méritos comprobados caracterizados por su trans y multidisciplinariedad, lo que sin duda alguna consolidará sus posiciones en puestos de preeminencia, a efecto de seguir aportando en manifestaciones culturales de todo orden, en la consigna que el humanismo no se predica, sino que practicarse debe.

La educación humanista es uno de los aspectos fundamentales para el proceso de formación en el nivel superior para lograr una sociedad más justa. Por ello, al trabajar con el estudiantado se requiere aplicar métodos educativos que enseñen a una persona a tener un determinado código de conducta con él mismo y los demás. Es ella, parte de una concepción de la persona humana como sujeto–agente dotado de conciencia, libre y racional, y considera que la educación es un proceso intencional que implica la comprensión, afirmación y transformación del mundo y del propio sujeto. Su formación proporciona al hombre los elementos cognoscitivos indispensables para comprender mejor el mundo, apropiarse de una educación estética, conjuntamente con la afinación de la sensibilidad, y la elevación de las cualidades morales y éticas. Su paradigma humanista refleja el interés del ser humano por superar vacíos que la educación tradicional u otras ideologías han dejado en el ser.

Radica la importancia de una enseñanza superior fundamentada en el humanismo, en la consolidación de la formación integral, a través de los ejes: intelectual y moral, todo ello bajo la guía de instituciones educativas que promuevan el desarrollo social, económico y cultural de un país, en la verdad que es el humanismo una filosofía de la vida democrática y ética, que afirma que los seres humanos tienen el derecho y la responsabilidad de dar sentido y forma a sus propias vidas y su enfoque estudia los significados de las experiencias de los seres humanos en situaciones reales, tal como ellas ocurren espontáneamente en la vida cotidiana. Hoy por hoy se ha manifestado nuevamente una tendencia humanista, pero no ya sólo como resurrección de la Antigüedad clásica, sino como manifestación de la necesidad de un nuevo ideal humano en vista de la irrupción de una crisis en la modernidad.

Grandes aportaciones suyas son, entre otras, es que promueve la confianza en el ser humano, empodera a la persona creyendo en su capacidad de convertirse en el tipo de persona que desea ser, en la afirmación que la persona tiene deseos de mejorar y de crear la mejor versión de sí misma. Éticamente, son sus principios fundamentales y centrales la dignidad, la autonomía y la libertad del individuo son los principios centrales del humanismo ético. Reconoce éste con todo su alcance la dignidad y trascendencia del ser humano y su capacidad de reflexión. No significa lujo ni refinamiento de intelectuales, sino que implica cultura, comprensión del hombre, valoración de lo que es bueno y equitativo, expresando en suma, el deseo de superación. saramara7@gmail.com

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