Por: Luis Alberto Caicedo Benavides.
El domingo 29 de octubre se realizan en Colombia los comicios electorales regionales. Pero, por lo que se ha vislumbrado hasta ahora, eso de elecciones tiene muy poquito. Vamos, compatriotas y Nariñenses, a asistir a una compra venta de unos cargos en la administración pública. Reviste mucha gravedad esta situación. La esperanza en una democracia positiva, productiva y transparente se nos ha escapado de entre los dedos, como el agua. El resultado será, a no dudarlo, un problema más para este angustiado pueblo. Cada voto insensato, inconsecuente, inconsciente es un tiro al aire para las soluciones que requieren los pueblos, los departamentos, los municipios.
Los culpables serán los dirigentes y candidatos, pero los grandes responsables serán, como lo han sido hasta ahora y cada vez más, los votantes, los electores; los que por acción u omisión parecieran NO tener el suficiente criterio para depositar en un voto el destino de los miles o millones de conciudadanos que viven en cada territorio.
Pregunto ¿Cuántos de quienes vayan a votar el domingo 29 de octubre conoce con juicio los programas de gobierno que le corresponden a sus candidatos, cuantos han ahondado en los antecedentes de esos candidatos, cuantos en el quehacer de ellos y sus potencialidades, cuantos han superpuesto las potencialidades regionales con las intenciones de cada candidato? No, estamos en manos de la improvisación, de la emotividad, de la falsa esperanza, del borreguismo o de la insensatez. Hemos escuchado últimamente, con cierta frecuencia nacional que “corrupto también es quien acepta un cargo para el que no está preparado”.
Le pregunto a usted, estimado lector, ¿está usted preparado para elegir de entre ese portafolio de candidatos, y del voto en blanco, para determinar con responsabilidad y acierto, la mejor opción para sus conciudadanos? ¿Cree usted positivamente que su voto, el que va a entregar, contribuye decididamente al desarrollo y el bienestar colectivo? en el entendido que la política, la democracia y las elecciones son un ejercicio para el bienestar de todos y no una apuesta, una chanza, un arrebato que pone en peligro la estabilidad de su familia y de las familias de sus paisanos. Por eso le recomendamos, prepárese bien para ese cargo que le impone su ciudadanía, de ciudad, de ciudadanos, de lo contrario no haga daño, renuncie.