Por: Rafael Robles Solano*
El Gobierno se debate por estos días en una grave crisis frente algunos partidos políticos, que, con la llegada a la Presidencia de Petro, resolvieron astuta, inescrupulosa e hipócritamente sumarse por sus propios intereses partidistas, a las huestes del Pacto Histórico del nuevo mandatario, para conformar unas coaliciones precarias y carentes de los más mínimos valores éticos, ni ideológicos, con los que, durante estos meses, estuvieron simulando respaldos al Presidente. Farsa que con ocasión del pulso sobre el proyecto de reforma a la salud, ha terminado desnudando las falacias de los dirigentes de los partidos tradicionales, Liberal, Conservador y de la “U”, porque para ellos finalmente primaron sus intereses económicos (en defensa del estatus quo de las EPS) y posturas extorsivas, por causa de las escasas ofertas de recibir más cargos burocráticos, forzando al Gobierno de una parte, declarase el rompimiento de las alianzas partidistas y además como represalia obvia, exigir la renuncia protocolaria de todos los ministros, para cambiar de un solo manotazo 7 de ellos (que con los 3 de hace un par de meses), ajusta una renovación en 10 de esos despachos, y por la restante, plantear la posibilidad de declararse en medio de un gobierno de emergencia y recurrir al llamamiento del respaldo popular, para soslayar la evidente crisis de gobernabilidad que ahora soporta.
Estos acontecimientos evidencian posturas que ponen en riesgo la frágil estabilidad institucional, porque más allá de la clara polarización en que quedó el país con el resultado de la elecciones presidenciales que lo llevaron a la casa de Nariño, no se puede ocultar que Petro, no ha logrado consolidar una mínima estabilidad gubernamental, colocándolo en una peligrosa disyuntiva, porque o sigue sosteniendo sus posturas de progresismo democráticos, sin acudir al riesgoso llamado gobierno de emergencia, para pretender legislar con sus pírricas mayorías, o termina recurriendo por ejemplo, a promover e imponer propuestas plebiscitarias, como alternativa para eludir las trabas
legislativas resultantes de haber cambiado sus relaciones con el congreso.
En éste punto, coincido con las oportunas y mesuradas declaraciones del Presidente del Senado, cuando pide a todas las partes, actuar con prudencia y además, sostener abiertos los escenarios de diálogos y concertaciones, para sortear las presentes dificultades, sin caer en conflictos insalvables, porque el establecimiento, está aguardando para ver en que termina la administración, o sea, si esta logra sacar adelante algunas de sus reformas sociales, o por el contrario, recurre a posturas antagónicas, propias de los regímenes de izquierda, evidenciando que no logró separarse de sus ideologías socialistas.
Lamentablemente Petro, sucumbe ante sus actitudes soberbias e irreverentes, que lo convierten en un líder impredecible, porque se creé un estadista de talla universal, gracias a la enorme acogida que a nivel global tienen sus propuestas por las energías limpias y la defensa del medio ambiente, sin embargo, confunde su cargo como gobernante de un país que languidece en medio de la corrupción, las pobrezas y desigualdades sociales, la falta de oportunidades de trabajo, las informalidades laborales, el desempleo, la inseguridad de violencias urbanas y rurales, etc. Pero con sus frecuentes contradicciones desde que llegó al poder, parece incapaz de lograr cohesionar a su favor, las convicciones necesarias para desplegar con autoridad y confianza cada una de sus reformas.
Al tenor de las consideraciones acá expuestas y que concurren a las expectativas que todavía se conservan por grandes sectores populares, resta desear que finalmente consiga enderezar su gestión, para acceder a los cambios que ofreció en su campaña.
* Rafael Robles Solano. Secretario Ejecutivo LIDERESOCIAL. rafaelrobles12@hotmail.com
