Periódico El Derecho
Importa en torno a la agricultura, en sus fases patrimonial y cultural, que de manera permanente las instituciones de su órbita se reúnan para analizar potencialidades, vínculo territorial, historia e identidad, entre otros aspectos, con el fin además de en espacios multisectorial, participen gobiernos, consorcios, academia, empresas, universidades e instituciones culturales, para así establecer sinergias para la valorización del patrimonio agrícola en una perspectiva territorial integrada, en lo que ayuda la presentación de experiencias y estudios abordados de manera multidisciplinaria, buscando crear visiones compartidas del territorio y de los productos de excelencia que lo expresan, desde la arqueología, la historia, la antropología, la agronomía, la economía, las ciencias informáticas y la comunicación, entre otras disciplinas.
Es buscar entender la agricultura como el patrimonio cultural que es, para estimular la competitividad territorial basada en la unicidad del lugar de origen y la calidad de sus productos emblemáticos, tutelando al mismo tiempo la biodiversidad, la diversidad de manifestaciones culturales locales, y fortaleciendo el tejido social y ciudadano. Se trata de acentuar la promoción de lo que hace único, diverso y hasta diferente a un territorio, como un potencial para la sostenibilidad. El desafío es que actualmente enfrentan los territorios, incluso los que cuentan con importantes ventajas comparativas en lo que a patrimonio se refiere, hacer sistema, articular, establecer vínculos virtuosos en distintos niveles.
No necesariamente un producto excelente llega a constituirse como un factor determinante para el desarrollo más inclusivo del territorio, si no es acompañado por una serie de medidas tendientes a valorizar otros productos y servicios conexos. Productos como los muchos que los territorios producen, no siempre generan elevados ingresos, pero pueden constituir una masa crítica importante para la diversificación productiva, territorial y económica, creando una conexión con el turismo y contribuyendo a la promoción del territorio. Importa la articulación con miras a superiores resultados en todos los órdenes.
Explorarse y explotarse también deben ser, las rutas turísticas, pues es cada día y cada vez mayormente evidente que es fundamental promoverlas en sinergia directa con procesos colectivos, dejando de relacionarlas exclusivamente a un solo producto típico y destacando lo que está detrás del conjunto de la tipicidad y unicidad del territorio: personas, saberes, experiencias. El patrimonio histórico cultural, la gran calidad de los productos, los instrumentos como las Denominaciones de Origen, los incentivos públicos y privados son claves pero no suficientes. Un gran desafío sigue siendo la potencialidad de la arquitectura social y de la cohesión social e institucional entre el elevado número de experiencias que se encuentran a menudo fragmentadas y dispersas en el territorio.
En este panorama, algunas innovaciones pueden cobrar relevancia. Por un lado las tecnologías informáticas de comunicación (TICs) pueden ser puestas al servicio de los territorios, facilitando la difusión de los conocimientos adquiridos y su transmisión desde la academia hacia los actores económicos, las instituciones y los ciudadanos, y al revés; o pueden transformarse en App que guían al turista de manera más sistemática e informada en el descubrimiento del territorio y a su vez retroalimentan a los entes locales para mejorar la calidad y pertinencia de los servicios.
De otra parte, cuenta la certificación de la identidad histórica. El reconocimiento de la herencia cultural y la identidad histórica que vincula el producto típico al territorio de origen deben constituirse en objetivos de los proyectos que se proponen y crear instrumentos apropiados de valorización que se puedan asociar al sistema vigente de certificaciones.
Otro aspecto importante es ahondar en lo atinente a la conceptualización de patrimonio biocultural y enfatizar en la importancia de instalar desde un comienzo procesos de carácter territorial integral. Se trata de movilizar estrategias de valorización de canastas de bienes y servicios múltiples, en condición de dinamizar redes y cadenas verticales y horizontales que involucren a una multiplicidad de actores e instituciones del sector público, privado y de la sociedad civil. Para el logro de estos objetivos es esencial impulsar el desarrollo de capacidades de los actores y líderes locales, para que se apropien de los procesos de transformación territorial, garantizando su continuidad y escalamiento. De la misma manera, buscar la forma de identificar que existen procesos, resultados y aspectos críticos que permitan el establecimiento de diálogos más continuos y fértiles entre las instituciones que participen y se estimulen así iniciativas compartidas.