JOSÉ MANUEL HERRERA BRITO

Por: José Manuel Herrera Brito

Es frecuente en el mundo, que quienes son afectos a administraciones de corte demagogo, populista y autoritario traten de salvaguardar lo que consideran simbólico, lo que amerita que se reaccione a ello con decencia, decisión e inteligencia por parte de quienes no están de acuerdo con lo cual, y en consecuencia, opten por no dejar vestigios de tales absurdos, encuentren los espacios propicios para pronunciarse, y en nuestro caso colombiano, sean oportunas elecciones como las venideras para materializar esa voluntad que indica sentimiento de pertenencia, honestidad, altas miras, lealtad democrática, pensamiento, conocimiento, reflexión, entendimiento y la comprensión que debe actuarse activa, sesudamente y con tino en el devenir histórico y debate político.

Bien sabemos que las personas viven en un entorno y época determinados y esto, frecuentemente, marca. Igual sabemos que hay insatisfacción con lo hecho o realizado por administraciones anteriores en sus respectivas unidades territoriales, lo que en muchas veces precipitan decisiones que a la postre resultan, como en el adagio popular, peor el remedio que la enfermedad; lo que nos lleva a que de ninguna manera, no obstante el disentir de ideas, guardar hacia ellos relación de afecto y hasta sentimientos respetables que indicarían que pudieron tener algunas buenas cualidades personales, lo cual no justifica que en lo público, en lo institucional, se justifique la falta de juiciosos procederes y se haya transitado raudamente de Guatemala a Guatepeor.

Existen paralelismos y parangones; pero antes que todo y primero que nada, debe estar presente el patriotismo, la fuerza para imponer lo que mejor convenga a territorios y población en observancia de pautas democráticas, siendo riguroso imponer patriotismo auténtico en beneficio y aprovechamiento colectivo, que no personales, de grupos, movimientos o partidos.

No se trata de cambiar por cambiar, sino de trabajar siempre por los intereses superiores del terruño y sus gentes, Defender la libertad individual. Entender que es esencial acogerse a la voluntad de las mayorías; pero nunca cuando respecto de dicha voluntad, el tiempo demuestra que ha sido craso experimento, de donde tenemos que colegir que bueno es respetar, más no cuando lo mostrado y demostrado no cumplió con las expectativas y todo se soportó sobre la base de falsedades, engaños, falacias y mentiras sobrepasando todo límite, lo que debe sancionarse socialmente y velar por que no sigan actuando en política, así recurran al victimismo para seguir pescando incautos.

Lo hecho hasta ahora por quienes últimamente nos han gobernado no pueden alegar en su defensa bondades, como tampoco servirse de argumentos suficientes como para evitar enfrentarse al juicio del tiempo, ya que las evidencias de sus malas administraciones son tantas y lo bastante acumuladas, que debe traducir una sentencia en firme que los inhabilite definitivamente: y más, cuando todo ha sido una suma absurda de quimeras, por lo que deberían pensar, si vergüenza tienen, en retirarse de escena y no sigan desafiando al pueblo y emplazando a incautos a que los apoyen a pesar de todo. saramara7@gmail.com

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