Rafael Robles Solano

Por: Rafael Robles Solano*

La semana anterior me referí en mi columna a la megaobra de Hidroituango, bajo el título de: ¿QUE PASA CON EL PROYECTO DE HIDROITUANGO? Artículo que sorpresivamente llamó la atención de muchos de mis lectores interesados y preocupados por los riesgos de la obra, hecho que por su importancia me lleva a retomar este tema.

En días pasados, se realizaron exitosamente las pruebas con el encendido y funcionamiento pleno de las dos primeras turbinas, luego de que se adelantara el plan de evacuación de las poblaciones que se hallan en más riesgo de sufrir desastres eventuales por la citada obra como Puerto Valdivia, Caucasia, Cáceres, etc. Sin embargo, las pruebas anteriores no despejan del todo las diferentes alertas de las autoridades ambientales, la Unidad Nacional de Gestión de Riesgos y los conceptos de algunos profesionales expertos en esta clase de obras en torno a la viabilidad de estas, por cuanto al parecer, sobre su construcción y estabilidad recaen una serie de riesgos, que aún están por ser aclaradas y despejadas debidamente por parte de sus constructores.

Vemos que algunos de los cuestionamientos, se refieren a que Hidroituango es una permanente amenaza para las poblaciones río abajo y vecinas, como sostiene entre otros el ingeniero de planeación y control de construcción de represas del alto Anchicayá y Salvajina, que concluye sosteniendo que: “la represa no es viable, tras el desastre de 2018, el macizo rocoso ya no cuenta con fuerza suficiente.” Porque: ”En dos años entró a la montaña una inyección de agua a presión gigantesca, desde ese momento podemos decir que la roca ya no es suficientemente fuerte geológicamente para soportar una hidroeléctrica con 8 turbinas de 300 megavatios en cada turbina.” Y concluye sentenciando que: “Es casi imposible pensar que no haya riesgo inminente de fallo a mediano o largo plazo.”

Entonces bajo esta clase de advertencias, aunados a los del Contralor General de la República, quien además alertó sobre eventuales hechos sobrevinientes originados con el funcionamiento en pleno de Hidroituango, exigiendo garantizar de forma prioritaria la seguridad de las comunidades ubicadas aguas abajo antes de iniciar la generación de energía eléctrica, conceptos estos que contrastan con las posturas de EPM, que a su vez sostiene que para ellos es de suma importancia garantizar las operaciones en condiciones seguras, estables, continuas y sostenibles, en cuanto estén listas, probadas y aprobadas todas las obras civiles, electromecánicas, montajes necesarios y suficientes para su debido funcionamiento. (Fuente: Wradio-Economía, 17/12/2022).

En consecuencia, ante semejante panorama de versiones contradictorias, creo que es pertinente exponer mis apreciaciones personales sobre estas contradicciones que no tienen nada de especulativas, por el contrario, sorprende y llama la atención que un proyecto de semejantes dimensiones y magnitud por los costos de inversión, se encuentre a estas alturas envuelto en debates que desdicen de la capacidad e idoneidad de los ingenieros, diseñadores, geólogos, arquitectos y demás profesionales encargados de la construcción de esta megaobra, no hubieran efectuado adecuadamente los estudios necesarios para realizarla y ponerla en funcionamiento, sin poner en riesgos inminentes de una tragedia de consecuencias incalculables a mediano o largo plazo, a la totalidad de poblaciones vecinas de Hidroituango.

*Rafael Robles Solano. Secretario Ejecutivo LIDERESOCIAL. lideresocial@hotmail.com

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