SAÚL ALFONSO HERRERA HENRÍQUEZ

Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez*

Tienen que ver la responsabilidad de quienes conformamos la sociedad con todo aquello que debe encarnar compromiso ante los impactos que nuestras decisiones y actividades ocasionamos en la sociedad y el medioambiente, a través de un comportamiento transparente y ético; lo que significa que ser socialmente responsable es decisión personal que implica ser capaz de aceptar y de reconocer con todas sus consecuencias el compromiso con la sociedad de quienes la conformamos; ser conscientes que gracias a la experiencia, a las capacidades y las habilidades que tengamos podemos beneficiar a los otros miembros de nuestra comunidad, ya que todos usamos una serie de recursos que son comunes; y, la motivación de hacerlo es facilitar la vida de los demás, que haya un mayor bienestar para todos, fomentar la creación y la participación para hacerla más solidaria, más justa e igual para todos, pues ser socialmente responsable ayuda a que todos nos aceptemos y nos conozcamos, lo que es una herramienta para ser más empáticos con quienes nos rodean, en el saber que con el trabajo de todos es más fácil lograr el bienestar común.

Cuando cuenta nos damos de nuestro compromiso con la sociedad, de tal realidad, nos sometemos a una cierta autorregulación, sin necesidad de que anden vigilándonos, y es entonces cuando buscamos no las prohibiciones como marco de comportamiento, sino las buenas actitudes, razón entre muchas por la que considero que es más fácil y edificante esto, que andar en los meandros de lo incorrecto, lo que nos permitirá vivir en una sociedad donde sin necesidad de vigilancia ni de represiones todos cumplamos, todos nos comprometamos, todos tangamos sentido y sentimiento de pertenencia y no tengamos que recurrir a las triquiñuelas, convencidos que así apostamos fuerte a mejorar colectivamente.

No es realmente decente ni correcto tener que estar vigilados permanentemente como si viviésemos al garete, por agentes del orden, con medios disuasorios y coercitivos, sino que todos bien y mejor nos comportemos como debe ser, como manda la normalidad y la decencia, con visión de largo plazo, con sana madurez, lo que redundará sin duda en un mejor desempeño colectivo.

Todo lo cual debe empezar desde la primera infancia, en casa y en la escuela. Que desde allí empecemos a desmontar las necesidades de control y vigilancia. No hacer de dichos lugares escenarios competitivos, sino donde se nos enseñe a amar con pasión el conocimiento, donde se nos oriente a interesarnos por encontrarle respuesta a las tantas preguntas que nos inquietan, a querer el saber por el saber, sin supeditarlo a aspectos como el de la empleabilidad, que siendo importante no lo es todo. Se trata de ir a otras maneras, avanzar en respeto.

Que como personas seamos garantes de las buenas actitudes y de las buenas acciones, a fin de invertir menos en controlarnos y vigilarnos, y más en ir hacia adelante, hacia objetivos y propósitos superiores. Ir en efecto, camino hacia una sociedad madura, por ende mayormente responsable; y, definitivamente comprometida.

*saulherrera.h@gmail.com *Abogado. Especializado en Gestión Pública. Derecho Administrativo y Contractual

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