Por: Luis Gilberto Ramírez Calle*
Permanentemente será de gran utilidad hacer balances y definir propósitos respecto de adentrarnos con decisión manifiesta en la búsqueda y procura de avances mejores en favor de la comunidad y los territorios en que ellas habitan, al igual que meditar a conciencia sobre su presente y porvenir, lo que debe ser tarea que aporte ideas e iniciativas en tal dirección, especialmente por ir lo cual en beneficio de todos.
La crisis, por demás complicada que vivimos, es sin lugar a ningún género de duda, la sumatoria histórica de innumerables fracasos en su planeamiento y administración, producto de equivocadas políticas soportadas en no buenas ideas ni realizables propuestas, sino en el usufructo del poder para hacer lo inconveniente y avalar triunfos electorales, permitiendo aquello ir bien a algunos y mal a la ciudadanía, lo que no debiera ser bajo circunstancia alguna.
Es claro que no podemos seguir inmersos como departamento en procederes plagados de irregularidades, práctica consuetudinaria en muchos politiqueros, lo que amarra la política y sujeta el poder público para provecho de intereses personales, familiares y de grupos; estilo este repudiable qué por supuesto no es algo nuevo, sino repetición malsana de quienes antaño de manera inescrupulosa se afianzaron en los mismos vicios y deshonestas prácticas; solo que en la actualidad pareciera que tal execrable quehacer se ha potenciado.
No es ni será mi decir en estas líneas que vamos mal o que vamos peor, No. Sino que debe ser meta apuntar siempre a ir tras mejores destinos y caminar hacia el puerto seguro del integral progreso. Entender que no podemos darnos el lujo de perder o al menos recuperar, nuestro activo de pueblo con liderazgo nacional, como nos ha percibido el país a través de los días.
Se impone que tengamos que definir de manera importante y urgente los cauces que mejor se ajusten a nuestras propias realidades y necesidades, y nunca al servicio de quienes solo piensan en su personal beneficio, lo que amenaza todo desarrollo, crecimiento, movilidad, seguridad, empleabilidad, formalidad; inconsistencias entre muchas que golpean con fuerza a un alto porcentaje de la población y a otras muchas actividades, que en condiciones de normalidad al menos, ayudarían a impulsar el progreso que requerimos en vía de general prosperidad.
Interesa hacernos reflexiones sobre cuál es el departamento que queremos y comprometernos decididamente con los propósitos que nos aglutinen.
No podemos seguir mintiéndonos. No podemos dejar que se siga siendo indiferente con la ciudadanía, como tampoco empecinarnos en tapar el sol con un dedo, ni decir que todo está bien cuando lo sabemos mal; de allí que importen cambios y transformaciones verdaderos, sustanciales, cualitativos. Cambiar la forma y manera de comprender y hacer política sana. Convenir una ruta cierta con visión de largo plazo y factibles horizontes, para no seguir al garete en medio de la indiferencia cómplice de sus pobladores, requeridos de una verdadera participación activa en pro de un superior fortalecimiento y profundización democrática.
*General (r) Ponal. Administrador. Consultor Asesor en Seguridad, Inteligencia y Defensa Nacional. Abogado. Especializado en Derecho Administrativo.