Gustavo Petro

Por Jorge Urrea- Economista

Medellín, octubre 10 de 2024

Su vida ha sido una ruta continua como contradictor, disidente, revolucionario, siempre al margen de todo, con una política que oscila entre herética y difusa, respecto a la doctrina marxista, más cerca de los plebeyos revolucionarios de la Revolución Francesa, que de los bolcheviques de la Revolución Rusa. No sé, si en el M 19 observó las normas del movimiento.

En El Polo, desconoció su línea política, hasta llegar a votar por un contrario político y filosófico para una institución de control de los empleados públicos, en otro momento denunció la podredumbre y corrupción de un sector del Polo, que dirigía la alcaldía de Bogotá. Esta actitud lo condujo a la salida del Polo y crear un grupo al margen de su partido con el cual que armó una alianza entre movimientos de líneas políticas divergentes en el amplio campo de la izquierda, logrando una fuerza electoral que lo llevó a la presidencia de Colombia.

En el estallido social de 2020 -21 trató, como todos los políticos de izquierda de incidir en ese movimiento, apoyado abiertamente por uno de sus alfiles. El estallido social surge de la angustia y pobreza generada por el abandono que en la pandemia sufrieron los sectores populares y el desarraigo y no futuro de los jóvenes que ha sido estructural. Los partidos de izquierda y las directivas sindicales trataron de asaltar su dirección, sin embargo, el movimiento fue comandado desde las barricadas levantadas por el pueblo de los barrios populares y el entusiasmo de los jóvenes de las barriadas.

Como senador, brilló en la denuncia de la clase política tradicional, sus abusos históricos contra el pueblo colombiano y las alianzas de los partidos del sistema con los paramilitares. Capítulo especial fue la denuncia de la alianza de Alvaro Uribe y los partidos tradicionales con el paramilitarismo. Los partidos tradicionales a través de los grandes medios le han hecho a su gobierno una agresiva oposición, usando armas como la calumnia y la desinformación.

Como presidente, no ha sido un político de partido, ha sido más próximo a los caudillos latinoamericanos, que someten a los partidos y pueblo que lo apoyan, a sus posiciones y visiones del mundo. Ha desplegado una actividad profunda por la defensa de las reformas políticas y económicas, utilizando el mensaje directo a través de discursos casi diarios. Para defender su ideario no ha vacilado en enfrentar a sus contradictores, con el Twitter su arma favorita como presidente.

A dos años de su mandato un balance desde lo que he observado, muestra un gobierno siempre al lado de las reivindicaciones populares, centrado en la periferia geográfica de la nación, que es donde mayor desigualdad y ausencia del Estado se presenta, sobre todo en lo social. Las reformas que ha presentado al Congreso han sido negadas por las mayorías de derecha, excepto la reforma tributaria y la pensional donde logró con algunas concesiones fueran aprobadas. A la primera, la Corte Constitucional la limitó hasta volverla casi inexistente en la captación de impuestos a los más ricos, como pretendía el proyecto aprobado en el Congreso y a la pensional las demandas y litigios impulsados por los abogados de los fondos de pensiones son regresivas y de aprobarse por las Cortes, la harían inocua.

La reforma de la salud, no alcanzó a ser discutida en el Senado, una comisión con mayoría de la oposición, la negó, negativa que tuvo participación de senadores que habían hecho parte de la campaña por la presidencia de Petro. Esta reforma espera una segunda oportunidad. Muy difícil de lograr, dado el poder económico de las EPS y los medios de comunicación masivos.

La Ley sobre la Jurisdicción Agraria que liberaría a los campesinos de la tiranía de los terratenientes y sus funcionarios está a la espera de ser presentada nuevamente al Congreso. La reforma Política tan necesaria para comenzar el desmonte de los feudos electorales, tiene pocas posibilidades de ser aprobada por las clases políticas que ostentan las mayorías en el Congreso.

La necesaria reforma agraria estructural de la tenencia de la tierra, no se ha presentado al Congreso, mientras el gobierno trata de acercarse a una modesta cantidad de tierras entregadas a campesinos en el marco del Acuerdo de Paz de 2016, a través de aplicar con magros recursos la Reforma Rural Integrada. El problema agrario es el problema estructurante de la violencia en Colombia, en este sentido su solución es el verdadero garante de la Paz Total que plantea el gobierno actual.

Respecto al narcotráfico, su gobierno ha realizado la mayor incautación de droga en la historia del país, sin embargo, el área sembrada no ha disminuido significativamente, y ha generado veladamente una fuerte oposición por los sectores económicos y políticos que se benefician del narcotráfico.

La Paz Total que es la bandera central de su gobierno no ha logrado resultados. El ELN, guerrilla de la cual se esperaba fuera un principal objetivo de lograr un acuerdo de paz con un gobierno popular que se identifica con sus objetivos estratégicos, mas no con su forma de lucha, pero su actitud ha sido esquiva y contradictorio frente a la propuesta de la política Paz Total, solo una fracción de este movimiento en Nariño, ha respondido con hechos de paz a la política del gobierno. Las disidencias de las FARC han tenido también un comportamiento difuso al punto que una de ellas, ha venido realizando acciones contra los los líderes sociales campesinos, al mejor estilo de las realizadas por los paramilitares. La otra, no ha negado su interés de participar de acuerdos por la paz, pero con una gran lentitud. Con el Clan del Golfo, heredero directo de los paramilitares, se intentado conversar acerca de su sometimiento a la justicia, pero sin resultados concretos. Indudablemente que intentar una paz con grupos armados con visiones y comportamientos acerca de la guerra y de la paz divergentes unos de otros, no es tarea fácil.
En materia internacional, Petro ha logrado posicionar su discurso por la defensa del medio ambiente y la sustitución de las energías fósiles por energías amigables con el medio ambiente ganando un reconocimiento internacional. Internamente estas posiciones le generado una fuerte oposición de los sectores económicos que obtienen rentas cuantiosas.

En el caso de Venezuela restituyó las relaciones diplomáticas, reabriendo la embajada en Caracas y la frontera para el tránsito de mercancías y de personas. Respecto al resultado de las pasadas elecciones en ese país, Petro continúa exigiendo a Maduro la presentación de las Actas Electorales, que demuestren que él ganó las elecciones. Es este tema polémico para algunos sectores de izquierda, que han realizado críticas a la posición del gobierno.

La oposición al gobierno Petro se ha manifestado principalmente a través de los grandes medios de comunicación y los voceros de los partidos tradicionales, a quienes inicialmente invitó a participar de su gobierno y actualmente los convoca a a hacer un frente único por las reformas. Otro frente de oposición lo constituyen los jueces y altas cortes defensoras de los privilegios que el gobierno popular de Petro trata de debilitar. Este frente ha boicoteado la reforma tributaria a través de la Corte Constitucional, a través de la Procuraduría ha destituido altos funcionarios públicos afines al gobierno, ha bloqueado el uso de regalías para financiar las políticas sociales de gobierno, ha declarado inconstitucional la participación de las Juntas de Acción Comunal en la contratación de pequeñas obras rurales, entre las más relevantes acciones que han hecho.

A través del Consejo Electoral, en aras de precisar aspectos contables y de topes de las campañas de Petro a la presidencia se aprobó iniciar una investigación con la mira de entregar a la Comisión de Acusaciones de la Cámara y generar elementos para iniciar un juicio político al presidente el cual conduciría a que la Corte Suprema de Justicia y el Senado destituyeran al presidente Petro. Esta actitud la ha llamado el presidente, como un Golpe de Estado Blando con métodos y pretensiones similares, a los dados por las derechas a los presidentes depuestos del Perú y Paraguay.

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