JOSÉ MANUEL HERRERA BRITO

Por: José Manuel Herrera Brito

Comunicación es acción y efecto de comunicar o comunicarse. Trato, correspondencia entre dos o más persona, intercambio, conexión, forma de interacción entre personas mediante la palabra hablada o escrita, gestos, ademanes, expresiones emocionales, etc., cuyo resultado es el intercambio de significados que conducen a la comprensión y, en el mejor de los casos a un acuerdo, a un comportamiento adecuado; y, es su propósito indagar, informar, persuadir, solicitar e investigar, en la verdad que un solo mensaje puede tener uno o más objetivo, tal como transmitir información; y, es su contexto el conocimiento del mundo necesario para adentrase en entendimientos, ya que todo enunciado se sitúa siempre en un contexto determinado; de ahí que importe generar interacciones positivas entre las personas, puesto que facilita la coordinación y fluidez en las relaciones humanas, aumenta la productividad y eficiencia en las tareas, lo que entraña valor, dado que es una pieza fundamental para que cualquier colectivo de personas pueda actuar sumando esfuerzos y optimizando recursos para un mismo fin.

Se ha dicho siempre desde tiempo inmemorial, que de las cosas peores que para todos los efectos puede suceder es la pérdida de credibilidad o de confianza; razón en dirección a enmendar lo cual, que las audiencias, la ciudadanía, la gente, el pueblo, la comunidad o como queramos denominarlo, normalicen el escuchar de sus mandatarios y no reciban por parte de otros falsedades como información.

Los especialistas en el manejo de la comunicación pública en referencia a la evolución de las tecnologías, la madurez actual de las audiencias que participan e involucran tanto en las problemáticas como en el quehacer público, indican en contexto de reflexión, que es necesario, importante y urgente establecer una diáfana estrategia y alinear la comunicación a la misma, con acciones claras, transparentes y francas, en la afirmación que hoy día no se deben ni pueden ocultar los datos, o buscar otros que oculten la realidad que tarde o temprano salen a la luz, dejando en vergüenza a sus protagonistas.

Indispensable resulta en consecuencia en relación con la comunicación pública, incrementar responsabilidades, compromisos, lealtad y calidad con que se comunica y atenderse debe a la ciudadanía; y, repito lo peor que puede suceder es la pérdida de credibilidad o confianza, por lo que la estrategia debe partir de elegir los canales adecuados, y mensajes asertivos para cada audiencia, para lograr una interacción constante, atendiendo los temas relevantes, y significativos para la población. Fijar metas específicas, medibles, alcanzables, relevantes, y limitadas en el tiempo.

El mundo actual ordena la necesidad de analizar y recopilar los resultados de la comunicación, además de indicar que es indispensable no basarse en encuestas o estudios sin sustento, ya que el análisis de informes y conversación es básico, así como recopilar información sobre los temas y gestiones, antes, durante, y después de una acción de gobierno, para poder tener una línea base, que permita tener claro avances y resultados.

Una ciudad es esencialmente comunicación. Un espacio que no consiga establecer condiciones para la comunicación es imposible que se organice en un ámbito urbano. El intercambio de información a mayor velocidad y alcance se constituye en la búsqueda permanente de cualquier esfera urbana. Algunos autores insisten en esto de manera tal que llegan a afirmar que el desarrollo del contorno urbano es dependiente sólo del incremento de la velocidad en el intercambio de información. Marc Augé define los espacios de comunicación de las ciudades como «no lugares», espacios anónimos en los que, por exceso de la faz comunicativa urbana se ha pasado, en las épocas actuales -o «sobremodernas» como las define, a la constitución de lugares de ocupación provisoria.

En un escenario polarizado, en el que la sociedad está dividida, la comunicación pública se enfrenta a la complejidad de atender, y convencer a unos y otros, lo que representa todo un desafío para estrategas y operadores de la comunicación pública, debido a que no hay nada más peligroso que normalizar la falta de confianza y la credibilidad en la información que provenga de las autoridades, quienes cuentan con todos los elementos para informar de manera oportuna y precisa sobre las situaciones que como unidad territorial afrontamos. saramara7@gmail.com

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