Por Ana Gabriela González Alcalá*
La globalización no es un fenómeno reciente, es un proceso que ha ido creciendo a lo largo de la expansión de las comunicaciones y la tecnología, permitiendo a personas de todo el mundo crear un vínculo cultural. Sin embargo, es la principal causa del deterioro ambiental, con un modelo insostenible de producción y consumo.
Las ciudades son sistemas socioecológicos de importancia crítica a nivel mundial. El Banco Mundial estima que para 2030, 60% de la población mundial vivirá en las grandes urbes. Esto se traduce en mega ciudades con más de 30 millones de habitantes (como Tokio, Nueva Delhi, Shanghái y la Ciudad de México) convirtiéndose en un reto sin precedentes en temas infraestructura, recursos y sostenibilidad.
¿Cómo alimentar, movilizar, proveer de agua y energía a millones de habitantes concentrados en unos cuantos kilómetros? La respuesta pudiera encontrase en lo local. Las nuevas generaciones se caracterizan por un espíritu emprendedor al crear productos de forma local. Esto ha impulsado la moda de comprar y apoyar a los comercios locales. Sin embargo, más que una tendencia, existen casos de éxito internacional que apuestan a un consumo local como parte de una solución para un crecimiento sostenible, sin perder el contacto global.
Detroit ha encontrado en los jardines urbanos una forma de colaboración para impulsar a los desempleados y familias, combinando esfuerzos de agricultura urbana y local para producir sus propios alimentos. En 2016, el informe anual de la Red de agricultura de Detroit declaró que los 1,500 jardines urbanos que se encuentran en la ciudad tuvieron una producción de 343,425 libras de alimentos. Detroit renació de una crisis económica y desempleo, ocasionada por el cierre de las grandes empresas automotrices que se encontraban en esta ciudad; y se convirtió en un pionero en ciudades que migran a la sostenibilidad, las nuevas “Ciudades Verdes”.
Totnes, un pueblo inglés ubicado al sureste de Londres, con aproximadamente 10,000 habitantes, emprendió un camino hacia la sostenibilidad a través del consumo local, impulsado por los Totnes pound, una moneda local que se utiliza en las tiendas locales a cambio de descuentos en las mercancías.
Copenhague se ha convertido en una ciudad sustentable en temas de energía, gracias a la inversión de los ciudadanos y el gobierno en energía eólica (viento). Con un objetivo de convertirse en un país libre de energías fósiles para 2050.
En el siglo XXI, las naciones se enfrentan a desafíos de seguridad que representan una amenaza para la coexistencia de la raza humana y el desarrollo económico provocado por la globalización. En este umbral, los esfuerzos locales y la resiliencia han surgido para intentar neutralizar y restaurar un equilibrio entre el crecimiento.
Es momento de nuevos esfuerzos como los jardines urbanos, energías renovables y consumo local para resolver los desafíos internacionales. En los casos de Detroit, Copenhague y Totnes hay colaboración entre ciudadanos y gobiernos para lograr un crecimiento sostenible. Nos enfrentamos a un cambio de paradigma en el que las ciudades, especialmente las actividades locales y la sociedad, desempeñarán un papel importante en la construcción de nuevas políticas y estrategias sustentables.
*Relacionista Internacional. Coordinadora Académica Universidad Anahuac – México. Analista, Asesora y Coordinadora Comercial, de Oferta de Valor y de Proyectos. Columnista Invitada.