Por: Julián Martín Ruíz Frutos*
Luego de todo desastre, de toda calamidad, incluso cuando tiene que ver con la cosa pública, no queda remedio distinto que darse a la tarea de resurgir, alzarse, levantarse, recurrir al buen juicio, solidaridad, apoyo, integración y cohesión como ejes y pilares fundamentales en tal propósito; más cuando se está sobrecogido por los desastres administrativos públicos que han dejado en el camino tenderetes de ilusiones, desesperanza, ineficiencia, ineficacia, ineptitud, malos manejos, corrupción y más de las realizaciones por hacer en claro detrimento de una comunidad que confió en ellos y hoy se muestra decepcionada, conmocionada, traicionada, además de culpable por su mala decisión que nos ha sumido en el desastre administrativo público legado.
Nos legaron y nos quedamos con lo malo, porque bueno, poco o nada. No tuvimos en esos tres períodos buenas administraciones, nada positivo que mostrar, lo que lleva a cuestionamientos tales de cómo es posible llegar y una vez llegados no hacer lo que se debiera camino a consolidar poder en beneficio colectivo. Es la parábola de los perros persiguiendo vehículos, los cuales una vez alcanzados, no saben qué hacer con ellos.
Hoy, nos vuelve a emocionar y enorgullecer la posibilidad de tener una administración decente, solidaria, la cual no debe dudar un instante en hacer las cosas bien y mejor, ponerse manos a la obra para intentar paliar los destrozos irreversibles que causaron los tres anteriores burgomaestres. Requerimos de esta administración, en ruta directa a enderezar rumbos, gestión y más gestión, gerencia eficiente, así como convocar, concitar, acercarse, escuchar, conocer a fondo las propias realidades y necesidades de la gente, ayudar, gobernar, ejercer el poder como debe y tiene que ser; lo mismo que acudir a la que puede ser una ayuda inestimable, la colaboración empresarial en dirección a la apertura de nuevas fuentes de empleo que permitan puedan empezar algunos y consolidar otros mejor calidad de vida, lo que sabrá agradecer nuestra comunidad toda y soporte para resurgir sobre la bases de ese apoyo oficial, social y la solidaridad como yunques necesarios en los cuales forjar un superior mañana.
Todos debemos estar preparados para colaborar, para renacer, para compartir esta filosofía, para avanzar de verdad, ser más fuertes, más sabios, actuar con más amor y superior sentido de pertenencia, porque toca abrir el corazón, reconocer nuestra vulnerabilidad y asumir que todo lo atinente a la cosa pública es asunto que nos concierne, y porque además, ninguna debacle administrativa pública tiene porque llevarse nuestras esperanzas y ganas de ser mejores y por ende de resurgir, en lo que ayuda empezar a hacer los correctivos que menester sean, enderezar el camino para que vivamos más conscientemente y desde la resiliencia, ser y hacer más por nuestro terruño.
*Abogado. Especializado en Derecho laboral.