Por Ec. Omar Escobar
En mi círculo de amigos, no falta la pregunta relacionada con Israel o Palestina. ¿De qué lado estas? me preguntan. Antes de dar la respuesta, les recuerdo que todos están informados por la misma fuente de información… los medios de comunicación masiva pueden llegar a convencer a la gente de cualquier cosa y aquel que se atreva a pensar diferente, tendrá la reprobación inmediata de sus más cercanos. Mark Twain, decía: es más fácil engañar a la gente que convencerla, que ha sido engañada.
¿Apoyo a Israel porque tiene derecho a defenderse de sus agresores, o apoyo a Palestina porque fueron desalojados de su propia patria y ahora son los parias de esa nueva sociedad?… surge así la disonancia cognitiva en las mentes de las nuevas generaciones del mundo, mientras que las nuevas generaciones de Israel, gracias a beber de la misma fuente, desconocen las atrocidades de sus abuelos e imaginan ser los “elegidos”, mientras los jóvenes palestinos crecen con una rabia histórica que desencadena en la conformación de grupos armados para recuperar lo arrebatado a sus abuelos… Ambos bandos son tan terroristas como su propia historia por la sagrada tierra.
No cabe duda que la cultura judía ha tenido un protagonismo económico fundamental en el mundo. En el siglo pasado gracias al apoyo de los países anglosajones logró despegar una economía que pone a su país casi a la par frente a las grandes potencias. Cualquiera reconocería la capacidad de empuje y emprendimiento del pueblo judío, pero no todos conocen que el sionismo fue el último coloniaje en el siglo XX, llevando a los palestinos al estatus de refugiados dentro de su propio país. El racismo judío es tan fuerte como los nazis frente al judío de los años 40. La discriminación hacia el pueblo palestino, es brutal como los sionistas que la propician – que si bien no son mayoría, pero son influyentes en el curso histórico de sus naciones, aclarando que el mundo sólo reconoce a Israel, como Estado y el palestino anda por el mundo como un apátrida.
He aquí como el progreso judío acaba con la gente, una parte de ellos, son seres abominables cuando se trata de usurpar tierras. Solo recordar dos casos de extrema maldad humana: “la masacre de Deir Yassin” del 9 de abril de 1948, cuando milicianos de extrema derecha sionista o paramilitares conocidos como Irgún y Leji, mataron a 107 árabes palestinos, incluyendo a mujeres y niños. Posteriormente entre el 15 y 18 de septiembre de 1982, miembros de la falange libanesa, armados y dirigidos por el Ejército de Israel perpetraron una masacre en los campos de refugiados de palestinos de Sabra y Shatila, matando a miles de refugiados palestinos; ancianos, mujeres y niños. Hoy, por el terrible error de Hamas, miles de civiles caen asesinados inmisericorde, incluso en los hospitales y escuelas de Gaza; tierra arrasada que será repartida entre los militares judíos, quienes mañana seguirán escribiendo su sesgada historia… basadas en injustas justificaciones que van desde la religión al patriotismo pero siempre ocultando sus pecados terrenales.