Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza*
Necesitamos más jóvenes en la política, ya que el valor que tienen sus apreciaciones sobre la realidad de sus propios terruños y del país en general marcan diferencia, en su talento y talante se evidencian una capacidad de diálogo y entendimiento realmente encomiables, dada la gran visión que tienen del concepto que, la unión de todos es clave para avanzar con posibilidades de éxito en la lucha que debe darse para generar un cambio esperanzador en la conducción del país; lo que es un claro ejemplo de madurez política que ojalá emularan los veteranos dirigentes de todas banderías políticas.
Nos hablan los jóvenes, lo que he podido palpar en esta campaña, de la necesidad imperiosa que tenemos todos de construir y organizar la unión, como concepto más amplio que el de unidad y que comprenda propósitos, valores, principios, objetivos que sean coherentes, verdaderos, contundentes y viables y cuya organización y funcionamiento sea la expresión de toda la sociedad civil y no de una exclusiva visión, ideológicamente limitada. Y no es que solo cuente lo que ellos digan, sino cómo se comportan en sus relaciones con la sociedad, ya que ellos no tienen por qué heredar lo que otras generaciones han hecho mal y peor, y buscar sí caminos propios, de ahí la importancia que tengan la oportunidad de decidir bien, mejor, superiormente, y construir sobre lo positivamente construido territorios diferentes en todo sentido.
Hoy para los jóvenes, la unión debe ser uno de los más valiosos instrumentos con los que pueda contar, en la creencia que es y también debe ser objetivo fundamental, a lo que debe unirse la voluntad popular unida y con el mismo objetivo de ponerle fin a todo asomo de arbitrariedad, populismo, despotismo, demagogia, violaciones de toda índole, envilecimiento de las instituciones públicas, sistemático y artero engaño a la población y a la más profunda ineficiencia operativa que registramos. Es entender y tener en cuenta que la decidida acción unitaria, conducirá a vislumbrar caminos mejores y que los actuales líderes que se tienen no pueden seguir conduciendo el país hacia el porvenir.
Nos pueden dejar los jóvenes que se abata la voluntad de millones de personas, se potencie su sumisión ni la desaparición de las ansias de libertad que es la condición esencial de las personas. No podemos seguir con gobiernos irresponsables que asumen ningún papel o hacer lo que se les da la gana, en lugar de mediante acciones políticas contundentes y veraces propender por entendimiento, paz y no cerrar los caminos con discriminación, altanería, desconsideración, dominación gubernamental, perversas órdenes de incremento y profundización de la represión, falsedades, descalificaciones y violaciones de las leyes; razones por las que queramos definitivamente una juventud que crezca fuerte, persevere, se mantenga, reinvente y se extienda por toda nuestra geografía y sectores sociales.
Es asumir la unidad soportados en el establecimiento de una nueva relación entre los miembros de la sociedad que garantice una amplia coalición social y la vigencia de una verdadera comunidad de ciudadanos dispuestos a darle un rumbo diferente a la marcha del país. Construir, con la fuerza de esa unidad, una visión de nuestra sociedad que rompa con los conceptos populistas y el estatismo aberrante, con sustento en un eficiente sistema organizacional y en un paradigma de progreso compartido y equitativo para impulsar políticas que permitan superar los niveles de pobreza, intolerancia, autoritarismo, exclusión social y arbitrariedad estatal, en ruta a remover los factores que restringen la libertad de las personas en su individualidad y como comunidad, grande esfuerzo de cambio que demanda de la participación activa de los agentes sociales fundamentales y la asunción de un pacto de compromiso cívico para la convivencia, la paz y la solidaridad colectiva.
*Jurista rubenceballlos56@gmail.com
TEMA ENLAZADO: LOS JÓVENES O LA ESPERANZA (II)