Por: Hernando Pacific Gnecco*
Muchas veces, la ciencia ficción se adelanta a los hechos. No sabemos si la imaginación y la fantasía volcadas a los libros o al cine se usan para desarrollos posteriores, o si los autores conocen previamente los adelantos científicos en ciernes para trasladarlos a la literatura o a las pantallas. O, ambas cosas…
La Inteligencia Artificial (IA) es un campo fascinante de las ciencias computacionales. La inteligencia humana es la capacidad de aprender, razonar, entender, tomar decisiones y conectarse con el entorno. La IA consiste en la capacidad de ciertos artefactos para desarrollar autónomamente tareas propias de humanos mediante una combinación de algoritmos para la toma de decisiones; incluso, con capacidades iguales o mejores que las del ser humano en ciertas circunstancias. Las máquinas tienen la capacidad de realizar complejísimos cálculos a velocidades sorprendentes, extremadamente superiores a cualquier humano común; memorizan datos y realizan tareas complicadas utilizando esas dos opciones. Por ahora, las máquinas pueden aprender, pero aún no poseen creatividad y autoconciencia. Harari, en “21 lecciones para el siglo XXI” propone que más pronto que tarde podrán modificar sus propios comportamientos, aprender de los errores y hasta desarrollar sentimientos, gracias a los distintos algoritmos.
La fascinación por los robots inteligentes y su posibilidad de tomar el comando del mundo han sido constantes en la ciencia ficción; por ahora, están programados para realizar con mayor precisión y rapidez que los humanos determinadas tareas que liberan tiempo para dedicarlo a pensar y crear. Hoy la IA está presente en muchos asuntos que ni siquiera imaginamos, algunos simples, otros complejísimos: electrodomésticos, programación de industrias, automóviles, programación, vigilancia con detección de rostros, reconocimiento de voz, biometría, rastreo de vehículos, análisis de redes sociales, control de drones militares y misiles, transacciones financieras y seguridad bancaria, etc., etc., etc. Hacia el futuro próximo, todo dependerá de la IA; muchos sectores se verán beneficiados por ella. Agricultura y ganadería tendrán riego automatizado, identificación y control de animales por cámaras inteligentes, fumigación, logística, producción y ventas, principalmente. Los contratos inteligentes basados en blockchain combatirán la corrupción y podrán rastrear dineros mal habidos. Eso, claro está, en naciones que fomentan estas actividades.
En las ciencias de la salud tienen un campo abierto, casi infinito. Los algoritmos de la IA pueden alcanzar el entrenamiento suficiente para realizar diagnósticos, tomar decisiones terapéuticas y considerar el pronóstico de muchos pacientes. Combinada con la robótica, la IA permitirá desarrollar máquinas inteligentes autónomas conectadas a grandes bases de datos que, mediante chatbots, podrán realizar interrogatorios más amigables y casi iguales a los humanos; enlazadas con los laboratorios clínicos, emitirán diagnósticos de altísima precisión. Robots no tangibles que interactúan con otros robots; máquinas comunicándose con máquinas. Las redes neuronales o los árboles de decisión, entre distintas técnicas de IA, se parecen al funcionamiento del cerebro humano.
La cirugía robótica se desarrolló para realizar intervenciones remotas a los astronautas; próximamente serán autónomos. El diagnóstico médico ha avanzado muchísimo gracias a la IA; por ejemplo, la telemedicina. Para controlar y tratar la diabetes, los chips implantados conectados a bombas de insulina dispensan esta hormona mediante la medición constante de los niveles de insulina y glucosa. Adicionalmente, las aplicaciones sugieren alimentación según los hábitos y necesidades del paciente. Las básculas inteligentes controlan distintas variables metabólicas, los relojes informan de algunos aspectos claves de la salud; estos dispositivos se conectan con el médico enviando datos clave, incluso trazados de electrocardiografía, recordatorios de medicación y otros asuntos vitales. Existen juegos recíprocos para niños hiperactivos. La radiología, endoscopias y otros aspectos de la salud entraron al camino de la IA. Obviamente, falta mucho desarrollo; no obstante, se ha ganado en precisión y exactitud y los próximos avances serán amplísimos y cubrirán incluso detección temprana del cáncer con métodos sencillos. Se augura que las plataformas inteligentes asociadas a las aseguradoras de salud controlarán la salud pública. Por ahora, el médico es necesario ¿Qué nos traerá el futuro?
*Hernando Pacific Gnecco. hernandopacific@hotmail.com – Médico Cirujano. Especializado en Anestesiología y Reanimación. Docente Universitario. Columnista