Por: Blaicer Moreno Córdoba*
Un municipio es un orden de gobierno que merece un nivel de atención que debe ir en consonancia con los órdenes departamental y nacional para que cuente con un sistema de gobierno sólido, fortalecido, robustecido, granítico con base a sus resultados y capaz sea de guiar a su sociedad a mejores niveles de desarrollo, paz, progreso, prosperidad y estabilidad; de ahí que importe dar cuenta sobre el origen y la razón de ser del municipio, al tiempo de poder mostrar el proceso a través del cual nuestro municipio en concreto pueda transformarse en el tiempo para ocupar una posición relevante dentro del marco jurídico constitucional.
Presentamos como municipio una situación de desventaja. Bien por cuanto se piensa que es un orden de gobierno inferior y por ende resulta ser el menos importante dentro del sistema, falsa percepción que debemos proponernos transformar a través de la unión de diversos esfuerzos, tales como una mayor correlación de fuerzas entre los órdenes de gobierno, una verdadera integración del gobierno con sus ciudadanos, mayores logros traducidos en resultados positivos y mayores niveles de cooperación entre los gobiernos municipales y otras instancias de poder para lograr mejores resultados.
Un gobierno municipal, pese a cualquier situación, debe hacerse respetar como la institución político-administrativa más cercana a la gente, y dada esta condición de cercanía, la ciudadanía recurrir a ella para resolver sus necesidades más apremiantes. El fortalecimiento del gobierno municipal se hace necesario toda vez que, de manera cotidiana, enfrentamos cambios y transformaciones en todos los espacios de la vida. Los retos que estos cambios y transformaciones traen consigo, deben ser las motivaciones para que los gobiernos locales generen o utilicen nuevos mecanismos e instrumentos de gobierno y administración para transformar su funcionamiento y ponerlo al día y a la vanguardia en materia de gestión pública, como con razón es de peso sostienen reconocidos tratadistas administrativos públicos.
Hoy resulta inviable e indeseable contar con gobiernos locales parásitos, con un cuerpo de funcionarios poco idóneos, bajos niveles de transparencia y acceso a la información, ineficientes en la generación de políticas públicas, con niveles de eficiencia que solamente logra cubrir un bajo porcentaje de las necesidades sociales, jerárquicamente verticales, sometidos a los designios de otras fuerzas que lo único que hacen es deformar, achicar y obstaculizar la posibilidad de que cada municipio cuente con un gobierno eficiente en la provisión de bienes y servicios, revitalizado, fuerte, de respuestas y con todas las capacidades para generar las políticas públicas que sus comunidades requieren.
Esta desafiante tarea no solo es responsabilidad de un solo orden de gobierno, es un ejercicio permanente que debe congregar la unión de todas las fuerzas, así como la suma del sector social y el de los organismos privados. Ésta correlación de fuerzas debe estar integrada de manera sólida y permanecer en sintonía tratando de encontrar los espacios de interés mutuos para poder generar soluciones y cambios que satisfagan las necesidades de todos. Hoy más que nunca se manifiesta la necesidad de contar con estructuras de gobierno y administración eficientes, con las capacidades necesarias para dar pronta solución a los problemas públicos, pues la tendencia de demandas al gobierno por parte de sus ciudadanos siempre va en aumento, siendo claro y por ende debemos aceptarlo, que se da lo cual, por cuanto existen diversas fallas que inhiben el buen ejercicio de gobierno y la generación de mayores condiciones que satisfagan el bienestar público.
En los concejos municipales por ejemplo, nos encontramos que son muchas veces ocupados por personas que no están preparadas para ejercer un cargo público de tan alta responsabilidad; entre otras razones, a que no cuentan con la preparación para llevar a cabo de manera exitosa un buen ejercicio público; otros por falta de experiencia y conocimientos, mismas que no les permite realizar un desempeño basado en resultados; a la falta de incentivos y consecuencias, pues al no haber penalizaciones, amonestaciones o métodos que obliguen a los funcionarios a generar resultados de impacto positivo en sus áreas.
*Blaicer Moreno Córdoba. amerlyng@gmail.com – Administrador de Empresas. Especializado en Proyectos de Desarrollo. Asesor y Consultor Político y Empresarial
Buenos días amigos si estamos de acuerdo con los comentarios