SAÚL ALFONSO HERRERA HENRÍQUEZ

Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez*

El desarrollo integral, que a toda costa debe buscarse para nuestras regiones, a efecto de no seguir teniendo unidades territoriales con progresos inferiores en el mismo marco geográfico, así como respecto de otras latitudes en el territorio nacional; es el nombre general que se viene dando a una serie de políticas que trabajan conjuntamente para fomentar el desarrollo sostenible en los países en vías de desarrollo y subdesarrollados. Es claro que el tema del desarrollo es esencial, especialmente por cuanto las regiones, universalmente hablando, se vienen integrando e interconectando cada vez más, mediante un trabajo mancomunado para apoyarse, facilitar y promover un desarrollo integral, aunado a medidas para fortalecerse y profundizar en democracia, seguridad multidimensional y derechos humanos.

Se trata de volver realidad el querer y demandas sociales en contenido de pensamiento, acción, historia, geografía, política, academia, cultura y cotidianidad, súmale actores que bien y mejor puedan aportar a su construcción, difusión y consolidación. Es buscar por distintos medios, la ruta para un desarrollo sostenible, que no uno desigual e intencionado que arrastramos desde el ayer lejano; esto es, desde la conquista y la colonia hasta hoy.

Se impone como tarea salir del atraso, desarrollarnos, crecer teniendo en cuenta todas las demás dimensiones territoriales, fundamentales para alcanzar buena vida, buen vivir y sana como pacífica convivencia; todo lo cual como una construcción social en beneficio colectivo con nuevas visiones de vida alternativas y más justa desde la sostenibilidad y desde el reconocimiento de las diferentes culturas que nos habitan, planes de vida, visiones territoriales propias, como propias realidades y necesidades.

Necesaria es una visión integral de desarrollo sostenible donde converjamos todos, áreas, segmentos y sectores. Visión que sea objeto de trabajo arduo, que economía y crecimiento sean una condición, que aunque no suficiente si necesaria. Reinventarnos y reinterpretarnos en ámbitos de modernidad. Develar. Resignificarnos. Deconstruir día con día lo dañoso, peligroso e inconveniente. Entender que el desarrollo es un proceso integral y su concepción requiere de una idea global. Demostrar desde el ambientalismo que los recursos naturales se acaban, lo que es grave a todas luces y merece la más cuidada de las observancias y atenciones. Es dejar atrás, repito, todo rezago en la construcción de esa visión territorial sostenible. Construirnos socialmente. Reconstruirnos y repensarnos de manera diferente, con nuevas esencialidades, fundamentos, soportes, enfoques, competencias y saberes reconocidos, en el horizonte de una nueva forma de entender la vida.

Tenemos la obligación en este derrotero que procurar la sostenibilidad, superar con creces la perspectiva economicista, productivista, conservacionista o preservacionista del medio ambiente y los recursos naturales, toda vez que la sostenibilidad va más allá, al involucrar argumental y cohesionadamente, además de los sistemas económico y ambiental, el social, cultural y político institucional, un todo de estructurales dimensiones e integral progreso.

*Saúl Alfonso Herrera Henríquez. saulherrera.h@gmail.com – Abogado. Especializado en Gestión Pública. Derecho Administrativo y Contractual

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