JOSÉ MANUEL HERRERA BRITO

Por: José Manuel Herrera Brito

Demuestra la experiencia que la más de las veces los planes estratégicos están siempre bien y mejor tanto en la imaginación como sobre el papel, pero a la hora de ponerlos en práctica y convertirlos en realidad; igualmente, la mayoría de ellos fracasan o terminan por ajustarse poco o nada a las expectativas generadas por sus impulsores. Son documentos los cuales, no me cabe duda alguna, llenos estarán de buenas intenciones, sesudas reflexiones y un gran cúmulo de ambiciosas iniciativas; pero no me queda claro es que estén elaborados sobre el terreno de las realidades y necesidades cotidianas, de lo que verdaderamente se requiere o pueda ayudar a los pobladores de cara a ser un mejor territorio y una mejor comunidad con calidad y excelencia en toda su orientación, en todos los aspectos o los propios de sus contenidos.

En mi parecer y personal experiencia tanto directa como indirecta, considero que en todos los casos debe ser estratégico, propositivo y concreto visionar porvenir, abordar lo esencial y la cuestión de los costos para que no sean desorbitados respecto de lo que los mismos requieran para su puesta en marcha, ser prudentes para que todos recibamos de mejor manera lo que mejor pueda adelantarse y correspondernos en cuanto a un superior aprovechamiento, lo que es una medida concreta y eficaz, en la que una parte de los beneficios revierta en las personas, por lo que esté bien en esta clase de planes que se propicien las condiciones que necesarias sean para el efecto, se apunte y tenga en cuenta lo pertinente en dirección a que se den las condiciones para lo cual a la hora de diseñar y poner en marcha lo estratégicamente definido.

Se ha incrementa por distintas razones el desempleo y la pobreza, lo que hace necesario en contexto de seguridad social el desarrollo de sistemas comprensivos a este tenor, que ayuden a aumentar los niveles de bienestar, así como a aliviar condiciones desesperadas de escasez, revertir la creciente inequidad y desigualdad, al tiempo de estimular el crecimiento económico. Se trata de construir entre todos sociedades seguras, decentes, prosperas, con proyección, socialmente protegidas, recuperadas de crisis financieras y económicas. Entender que deben tener garantizada un nivel mínimo de seguridad social, derecho fundamental que debe promoverse profusamente, a afecto de no tener más sectores de la población carente de ella, lo que obliga, insisto, a construir sociedades decentes previo análisis de su evolución pasada, actual, y entrar a contribuir en la tarea de reducir la pobreza y ayudar al desarrollo social, humano y al crecimiento económico, en lo que se impone reducir la pobreza y fomentar la inclusión social.

La protección social es importante sin duda al ser amortiguadora contra los impactos económicos y la creciente pobreza, por lo que concierne ayudar a potenciar decididamente a la actividad económica productiva. Comprender que la seguridad social debe basarse en su aceptación como un medio hacia la modernización y el crecimiento sostenible y por ser un factor fundamental de la reducción de la pobreza interna, lo que sugiere ir de menos a más, comenzando con niveles modestos de protección en las primeras fases y construyendo sucesivamente niveles más altos de protección a medida que las economías maduran, lo que permitirá y determinará ritmos de desarrollo de la seguridad social para la mayoría de la población, al tiempo que evitará que sigan prevaleciendo programas regresivos o elitistas caracterizados por un enorme déficit de financiamiento y una gran diversidad.

El desafío es establecer sistemas de seguridad social que tengan en cuenta la falta de políticas de asistencia social, siendo clave crear una sociedad a través de la voluntad y la visión política, en la cual las personas estén razonablemente seguras, ya que la seguridad social trata sobre distribución de los recursos de la sociedad, y nadie es tan pobre como para no compartir, en lo que cabe formular estrategias para su promoción como elemento central de las políticas orientadas a la reducción de la pobreza, y de políticas de desarrollo más amplias que permitan crecer con equidad, reconociendo que el desarrollo social, humano y el crecimiento económico están vinculados, lo que hace necesario elaborar políticas de seguridad social apropiadas que respondan a las propias realidades y necesidades, para ayudar a reducir eficazmente la pobreza, así como contribuir en lo socioeconómicamente productivo. saramara7@gmail.com

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