Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza*
Tenemos que apuntarle a un turismo donde todos pongan, a un turismo comunitario y sostenible, definido como aquel que tiene la potencialidad de mostrar los valores naturales y culturales de los territorios a partir de quienes los habitan y los viven, en armonía con la naturaleza y a un ritmo que no sobrepase su capacidad de regeneración.
Es una oportunidad para dinamizar economías locales legales en territorios de difícil acceso generado por aislamientos geográficos, condiciones de conflicto y otros incluso, con una marginalidad en las comunicaciones, y es un proceso de fortalecimiento comunitario a través de la consolidación de la gobernanza y el desarrollo de buenas prácticas para el uso de los recursos naturales, utilizados como atractivos turísticos; la mejora en capacidades locales y la generación de alianzas tanto para la conservación como para desarrollar estrategias comerciales. Se busca con ello viabilidad y sostenibilidad para aportar a la conservación de la naturaleza y la mejora al bienestar humano.
Es en esta clase de turismo comunitario, en el que las mismas comunidades aprovechando sus saberes locales, la riqueza natural y biodiversa de sus territorios, lo presentan como atractivo para los visitantes. Las experiencias que pueden ofrecer van desde su conocimiento gastronómico, modo de vida, costumbres autóctonas, hasta realizar actividades cotidianas en compañía de los turistas. Con el turismo comunitario los visitantes pasan de ser espectadores, a ser los constructores de sus propias experiencias acogiéndose a las normas y costumbres del territorio que visitan.
Otras clase de turismo es el regenerativo, que es un turismo para trascender, toda vez que de lo sostenible, puede transitar hacia una actividad más justa con las personas y equilibrado con los territorios y su biodiversidad. Proyecta la posibilidad de trascender a las experiencias. Aunque contempla la sostenibilidad y el beneficio comunitario, también abarca los componentes del territorio como un todo para mejorarlo y devolverle más de lo que entrega. No solo se piensa en que sea sostenible, sino que se mejoren esas condiciones en una recuperación constante y son sus pilares vida, salud y resiliencia; tanto de las comunidades étnicas y locales como de los territorios que habitan.
Se trata, dicen los entendidos, de “un enfoque en el cual se transforma a través de la práctica: trasciende a la persona. Es cómo se aporta a la sostenibilidad, no solo en que se mantenga un ecosistema o la biodiversidad, sino cómo se aporta para mejorar la conservación, mejorar aspectos sociales, y de bienestar de las comunidades a través de la economía. Lo regenerativo es entender que la sostenibilidad no es solo para aliviar presiones sino construir y dejar las cosas mejor de como las encontramos”.
Además, concluyen que trabajar en el fortalecimiento no solo de un turismo sino de un desarrollo regenerativo, es un proceso de trabajo conjunto que no tendría los mismos resultados con acciones individuales. El llamado es a actuar con un enfoque comunitario, con un objetivo común que nos conduzca a mejores estados de bienestar y de conservación de la naturaleza. El turismo comunitario, sostenible y regenerativo, nos llama a una mayor concienciación en busca de un bienestar humano general.
*Jurista. Columnista. rubenceballos56@gmail.com
TEMA ENLAZADO: EL TURISMO COMO FACTOR DE CONSECUENCIA (I)