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Nos reseña la historia, que la educación era un privilegio reservado con exclusividad para beneficio de las élites; siempre con la finalidad de controlar y limitar su trasmisión, en favor de la formación de sus estructuras propias y de la preservación del poder. Solo hasta la institución de las nuevas dimensiones de la educación, vale decir, cuando se le concibe como un derecho social y se le dota de las características que debe ser laica y connotar la obligación al Estado de impartirla, empieza en parte significativa su democratización. Importante es sobremanera el derecho a la educación, de ahí que se celebrará con beneplácito inmenso cuando comenzó ese derecho a ser integrado en todas las constituciones del mundo y acogido por las organizaciones internacionales. En 1948, la Declaración Universal de Derechos Humanos, le reconoció la condición de ser un derecho humano, fundamental, idea que ha sido recogida por otros importantes instrumentos internacionales.

No obstante, muchos países siguen viendo el derecho a la educación como uno más de los derechos económicos, sociales y culturales y otra de las aspiraciones futuras de la sociedad, como el trabajo, la seguridad social, la salud, la alimentación, el agua, la vivienda, un medio ambiente adecuado y la cultura. No debe por tanto dejarse que la educación, -postura de los más connotados tratadistas de la materia-, dependa de una condición de viabilidad y restringida por muchos aspectos económicos, políticos y culturales, así como sujeta a la capacidad y voluntad de los gobernantes de invertir recursos financieros suficientes para el cumplimiento de sus fines.

La educación, y esto es claro, no es un gasto de los gobiernos, sino la grande inversión estratégica para el desarrollo de cualquier sociedad. Quien se capacita y eleva su nivel de educación y conocimiento, suele gozar de mejor salud. Educación y salud van de la mano, en una conexión indisoluble. Lo mismo puede decirse de las diversas categorías de la libertad, seguridad jurídica, propiedad y demás clasificaciones de derechos y garantías. La educación, derecho humano que debe estar situado después del derecho a vida y la libertad, hay que extraerlo a como dé lugar de la inmensa fila de derechos que se han concebido en los últimos tiempos, lo que imponme que debe estar ubicado en sitial primordial, lo que debe ser un algo y todo inmediato. La educación es un derecho habilitante e indispensable para poder conocer, comprender, ejercer y defender a todos los demás derechos inherentes a la persona concebidos y reconocidos universalmente, de ahí que bien podamos concluir parafraseando a Don Miguel de Unamuno, que: solo quien sabe es libre, y es u será siempre más libre quién más sabe. Profesional en Administración y Finanzas. Especializado en Auditoría Integral

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