Por: Julián Martín Ruíz Frutos*
Necesarios son en nuestro medio nuevos, frescos y superiores liderazgos, mejores rumbos, más espacio para la participación activa de la ciudadanía, adaptarnos a las nuevas realidades, lejos de las figuras perversas que dominan y marcan la agenda política nacional. Es de tener muy claro el rumbo y por lo tanto la ecuación de nuevos relevos generacionales que no estén anclados en las figuras de quien poco o nada han aportado a la construcción de un mejor país y antes por el contrario, vienen contribuyendo a su disolución.
No más continuidades por favor. Hora es de entender antes que sea demasiado tarde, que desde el partido en el poder se está velando por ello, en su afán desmedido como partido dominante de convertirse en un partido hegemónico, pensando, como en efecto lo piensan, que tienen todo para serlo y hacerlo, así realmente sepamos que, si nos lo proponemos, rápidamente podemos hacer que muten en contrario sentido. Requerimos y más nos conviene como país el dinamismo de la pluralidad frente a las limitaciones que tratan de imponer como partido y pacto, al sentirse depositarios del poder o, peor aún, de un legado histórico.
Tenemos una oposición dividida, fragmentada, confundida, al garete, cuyos principales adversarios, pareciera mentira, están hoy dentro de sus mismas estructuras y pseudo liderazgos que provocan rechazo y éxodo de la militancia que permanece y de la que pudiera ser, que no ven lideres ciertos con peso específico, sino grandes egos y figuras menores movidos por vanidades personales. Falta autocrítica. Surgen desavenencias. Se asoman escisiones. Lo que de darse difícilmente dará para recuperar el poder, ojalá en beneficio y aprovechamiento de todos y no de unos pocos, como ha sido la usanza del mismo a través de la historia.
Necesitamos liderazgos multipliquen causas y logren conectar con el grueso de la ciudadanía, ya que mientras no aparezcan personajes capaces de entender los muchos porqués de lo que requerimos que se gestione real y verdaderamente, difícilmente podremos competirle con éxito a los señores del pacto, soportados hoy, a pesar de sus desmanes, abusos, demagogia, autoritarismos y errores, en lo que puede considerarse una buena plataforma electoral; de ahí que como ciudadanos con interés por la cosa pública, a quienes nos gustaría ver menos concentración del poder y mejores alternativas en todo sentido, nos queda el diálogo abierto y respetuoso, a efecto de superar con creces infortunios, contratiempos, daños, insultos, agravios y polarización, más cuando la confrontación no nos ha llevado a nada bueno, y no lo hará, lo que obliga dejar atrás los infantilismos y salir al ruedo de las recuperaciones en la búsqueda cierta del tiempo perdido.
*Abogado. Columnista. Especializado en Derecho laboral