JOSÉ MANUEL HERRERA BRITO

Por: José Manuel Herrera Brito

El turismo cultural es una actividad que tiene gran importancia en el mundo, en la verdad que el patrimonio cultural de los pueblos es un recurso valioso tanto para el turismo propiamente dicho, como para la educación, el empleo y el desarrollo sostenible. Es una forma de viajar y conocer a través del arte, las tradiciones, la gastronomía y la historia lugareña. Los sitios que lo reciben, experimentan un positivo impacto social positivo, toda vez que ayuda a reforzar las identidades, mejorar la comprensión intercultural, preservar el patrimonio y la cultura de un área; siendo, además de ser por sí misma una actividad económica importante, es poderosa herramienta e instrumento para combatir el declive económico y el desempleo, lo que sugiere impulsarlo y tomas acciones tales como dar más protagonismo a lo que se tiene para mostrar, crear productos que combinen reclamos turístico distintos, e incentivar contenidos culturales en medios de comunicación, entre otros generales y particulares aspectos.

Promoverlo bien y mejor en municipios y departamentos debería ser una de las más significativas y relevantes acciones de nuestras administraciones, en ruta a poner especial atención en rescatar y evidenciar para propios y foráneos los trabajos artesanales y tradiciones que se dan en dichos lugares, los cuales dan identidad y a los que debe dárseles una visión que ayude a la sostenibilidad turística, priorizar el medio ambiente, generar empleos y trabajos, así como procurar que todo lo cual sirva como soporte para la sociedad en su conjunto. Además, propender por que los beneficios económicos que se generen lleguen de la mejor manera a los integrantes de la cadena productiva turística, particularmente a las comunidades, hacerlas sentir valoradas y escucharlas en sus iniciativas y necesidades, como punto de partida en dirección a contribuir con su concurso a una superior estabilidad, convivencia, paz e integración como cohesión social.

Son nuestros municipios y departamentos, y ello es innegable, ricos en recursos naturales, históricos y culturales de incuestionable valor, lo mismo que por nuestra ubicación geopolítica, que debemos aprovechar con decidida y activa participación gubernamental y ciudadana, sectores privado, académico y social, a los que les asisten corresponsabilidades en la alta mira de procurarnos interesantes e importantes desempeños turísticos en los niveles municipal, departamental, regional, nacional y respecto de la búsqueda y procura de una visibilidad internacional que enamore, que invite a ser tenidos en cuenta, mostrar el hacer incansable de millares de personas, guías turísticos, hoteleros, restauranteros, artesanos, empresarios, gobiernos y, por supuesto, ser todos pilar y eje para posicionarnos como un verdadero referente turístico, en lo que ayudará gestionar las certificaciones debidas en cuanto a evaluaciones turísticas y demás otros procesos normativos y demás pertinencias en vía a definirnos de manera excelente en este especial particular.

Si hay algo que define a las regiones y lo hace único es su cultura. Ver su arte, vivir sus tradiciones, probar su gastronomía y pasear por su historia son, sin duda, la mejor guía para descubrirlo y en eso, justamente, consiste el turismo cultural, que, a diferencia del turismo de sol , playa y otros, con motivaciones principales distintas, persigue éste básicamente conocer, en el más amplio sentido de la palabra, la historia, el arte y las gentes de un lugar, saborear su comida, descubrir sus costumbres y disfrutar, en primera persona, siendo por tanto una forma diferente de ver el mundo.

Y aunque el turismo, de una forma u otra, siempre ha estado vinculado a ese conocer, lo cierto es que se impone promocionarlo y conservarlo, ya que es la cultura uno de los motores del crecimiento del turismo, que además connota numerosos beneficios, tales como la preservación del patrimonio cultural y artístico, la prosperidad de lugares que no son destinos turísticos tradicionales , el establecimiento de lazos entre distintas culturas, el impacto en la economía y el empleo.

Los gastos que realizan los viajeros culturales revierten muy positivamente, tanto a nivel monetario como en la creación de puestos de trabajo en sectores como el hostelero, el comercial y el cultural. Es de hecho tan amplio como la propia cultura, en el que cabe cualquier actividad que tenga que ver o sea seña de identidad de un lugar, tales como arte, lengua, deporte, religión, arquitectura, gastronomía, naturaleza y cualquier tipo de folclore, lo que nos indica planificar, estructurar, organizar, ponernos manos a la obra y adelantar los ejercicios múltiples que necesarios sean camino a su definitiva puesta en escena municipal, departamental y nacionalmente. saramara7@gmail.com.

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