Economista Omar Escobar

Por: Ec. Esp. Omar Escobar

El mundo y en especial Latinoamérica, gracias a contar con algunas extensiones de bosque y selva virgen, produce bienes de libre acceso como los bienes ambientales que regulan el clima mundial, esa es nuestra mayor riqueza como países del tercer mundo, pero muchos de los países del denominado “primer mundo” los consumen sin pagar nada. Potencias como EEUU, China, Alemania, Corea del Sur, Singapur, Japón, entre otros, pueden consumir gratuitamente los bienes que nosotros generamos, en cambio nosotros sí tenemos que pagar por los bienes que ellos generan.

Reserva Natural Río Ñambí. corregimiento de Altaquer, municipio de Barbacoas Departamento de Nariño-Colombia.
Reserva Natural Río Ñambí. corregimiento de Altaquer, municipio de Barbacoas Departamento de Nariño-Colombia. Fotografía: Sistema de Información Turística de Nariño – Situr Nariño

Es decir, bajo el enfoque de la nueva división del trabajo, los poderosos pueden consumir gratuitamente bienes ambientales, mientras nosotros importamos sus valores agregados. Sin embargo, nos quedan algunas alternativas, una interna de tipo tributario y la otra macroeconómica.

Reserva Natural Río Ñambí. corregimiento de Altaquer, municipio de Barbacoas Departamento de Nariño-Colombia.
Reserva Natural Río Ñambí. corregimiento de Altaquer, municipio de Barbacoas Departamento de Nariño-Colombia. Fotografía: Sistema de Información Turística de Nariño – Situr Nariño https://situr.narino.gov.co/

A nivel interno, subir impuestos sobre diésel y gasolina para inducir la transición hacia la economía verde, con las consecuentes secuelas económicas en los diferentes sectores de la economía y de la sociedad, e incluso en lo político, tal es el caso de las protestas de los “chalecos amarillos en Francia. Cabe por tanto analizar qué tan conveniente es la aplicación de este tipo de impuestos. Según un estudio comparativo del Banco Mundial, sobre su posible impacto en tres países: EEUU, China y Brasil, concluyen que “algunos trabajadores de sectores de energías sucias podrían verse afectados, más los impuestos sobre el carbono causarían pocos trastornos económicos en general”. Utilizando un modelo macroeconómico, se estima que el impuesto sobre el carbono necesario a fin de que, para 2025, Estados Unidos logre una reducción del 26% de las emisiones por debajo de los niveles de 2005, equivaldría a una tasa impositiva de aproximadamente el 64% sobre la producción de energía sucia y le costaría al país, como máximo, una caída del 0,8% del PIB anual, por otra parte, a China le costaría una caída del 3,7%, y a Brasil, un 0,5% del PIB.

La segunda opción, se sale del ámbito interno para exigir corresponsabilidad ambiental en el marco de la globalización, partiendo que se contemple la compensación a países que pudiendo realizar actividades productivas no las llevan a cabo en beneficio del medio ambiente, es la llamada Emisiones Netas Evitadas como herramienta para la conservación con cero explotaciones, pero ante todo se necesita compensación para generar beneficios concretos a los países que no ensucian. Esta fue una propuesta presentada por Ecuador ante la COP16 y ante el Vaticano en 2010, acompañada de la creación de un fondo y con eso se compense a los países pobres exportadores de petróleo por efectos del cambio climático.

En resumen, los países pueden utilizar los impuestos sobre el carbono bajo el riesgo de enfrentar conflictos internos y una reducción del PIB, o acudir a la corresponsabilidad compartida o la demanda solidaria a fin que los países del primer mundo reinviertan sus utilidades en la generación de energía limpias para todos.

Páramo de Guacheneque, Villapinzón. Herrera, D. (2022.). https://sie.car.gov.co
 Páramo de Guacheneque, Villapinzón– Cundinamarca .Fotografía:   Herrera, D. (2022.). https://sie.car.gov.co
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