SAÚL ALFONSO HERRERA HENRÍQUEZ

Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez*

El poder es la capacidad que tiene una persona o institución del Gobierno para imponer su voluntad sobre quien afecta la decisión tomada. Término muy amplio que se utiliza en multitud de áreas. El poder político es la capacidad que tiene un actor o un conjunto de ellos de someter a un conjunto de personas y que acepten las decisiones tomadas. Desde la ciencia política, puede resumir en dos perspectivas, la que entiende el poder político como un recurso disponible, algo que se posee y se usa por alguien, como una persona, las instituciones, el Estado, las élites, una clase, etc., y se imagina como una herramienta que es utilizada por quien lo detenta para conseguir unos objetivos determinados; y, la perspectiva que defiende que el poder político es un efecto de una relación, caso en el que no se habla de posesión del poder, sino que para beneficiarse de él hay que estar bien posicionado, ya que deriva de una buena situación y todos los actores implicados tienen que ver en la relación que deriva en el poder de unos sobre otros, sin perder de vista a quienes no solo se benefician de la relación, ni quienes son los perjudicados que acatan la posición de supremacía de los demás, perspectiva esta que se centra en cuáles son las posiciones que provocan el dominio y sumisión de los actores implicados. Una y otra se relacionan en la práctica, ya que aunque desde fuera se pueda ver que un grupo somete a otro de forma clara y simplista, detrás de este acto de poder y sumisión, hay un entramado de relaciones entre los sujetos que es el que finalmente permite que esta situación se lleve a cabo y es proceso en el que influyen los partidos políticos, representantes, medios de comunicación, lobistas y grupos de distintos poderes entre otros, cada uno de ellos influyendo en la resolución final, lo que no sindic que el poder deriva de las relaciones sociales.

El poder económico, es en términos sencillos, el poder de compre que tienen las personas, Es término que suele utilizarse para referirse únicamente a un grupo restringido de personas que cuentan con una importante cantidad de recursos, muy superior al resto de los habitantes de un territorio, los denominados ricos, que contarían con la capacidad de influir en las decisiones relevantes que se toman para dirigir el rumbo de dicho territorio. Es poder que igualmente podemos ver desde distintas perspectivas, ya que cuando se aplica el término poder económico, generalmente se considera como algo negativo, como un privilegio de los más adinerados de poder influir en las decisiones que toma el gobierno en cuanto a la administración de los recursos del territorio u otras políticas sociales.

Existe igualmente una definición positiva del poder económico, y es la capacidad de producir y vender libremente en el mercado, forma por la que no puede lograrse por la imposición ni la coerción, sino, solo a través de la libre interacción vendedores y compradores, últimos estos que conceden poder a una persona o empresa cuando prefieren comprar sus productos o servicios antes que a otros, sentido en el que sería algo positivo, una recompensa por un trabajo o un producto bien hecho que atrae las preferencias de los consumidores. Tiene varios orígenes, tales como es la recompensa por la venta de productos y servicios que atraen las preferencias de los consumidores en un mercado de libre competencia, que también podría lograrse a través de monopolios, herencia o favoritismos de parte del gobierno, corrupción o actividades ilícitas, entre otros. Bajo el modelo económico del capitalismo, aquellos que por algún motivo son capaces de acumular capital y beneficiarse de sus rentas, pueden adquirir poder que sería muy superior a los que no son propietarios del capital.

Tengamos siempre en claro que el poder económico se relaciona con el poder político en la medida que el primero sería capaz de influir en las decisiones políticas a través de pagos directos, decisiones de inversión, financiamiento de campañas, etc. Los más ricos podrían querer alterar las decisiones políticas con el fin de obtener sus propios beneficios.

La política y la economía han construido innumerables beneficios a las sociedades como el Estado y el mercado. Igual, han generado las negatividades de un alto costo humano como la pobreza y la discriminación. Son dos órdenes fundamentales de la vida social que a lo largo de la historia han constituido lo que en sociología política se reconoce como relaciones de poder. La voluntad de poder en la política que construye al Estado y a las instituciones que otorgan gobernabilidad se denomina vínculo sociedad civil / sociedad política. La voluntad transformadora en la economía que genera modos de producción como el capitalismo, nos dice que la historia se ha forjado bajo los imperios de los poderes político y económico.

Bueno es insistir en que la política y la economía, si bien han construido innumerables beneficios a las sociedades como el Estado y el mercado, también han generado negatividades de un alto costo humano como la pobreza y la discriminación. Separar los hermetismos del poder económico y el poder político constituye el pilar preponderante de la ideología social en el diseño de políticas públicas.

Desde una conciencia ética sustentada en principios, debe forjarse una barrera infranqueable entre el poder político y el poder económico, tales como combatir la corrupción y garantizar que las políticas públicas beneficien al pueblo y no exclusivamente a las élites económicas; así como enfatizar con ahínco la ruta política humanista y democrática, prioridad fundamental para la consolidación de la prosperidad compartida que claman y demandan los territorios.

Es superar la inercia, velar por una prosperidad, fortalecer el sentido de pertenencia, tener un enfoque ético, establecer un carácter cognoscitivo (científico y humanista) de largo aliento, enfatizar en la planeación, la transparencia, la revisión y la evaluación de programas y políticas públicas como medio para garantizar que la separación entre los poderes político y económico se traduzca en realidad efectiva en beneficio colectivo.

Tenemos que procurar en beneficio de los asociados, la transparencia en las políticas y en la gestión pública. La rendición de cuentas en todas las áreas, ámbitos, esferas, espacios y niveles gubernamentales. La evaluación continua de los programas gubernamentales, Comprobar el cumplimiento de objetivos institucionales, ajenos a los intereses económicos. El fortalecimiento de la independencia institucional, cerciorándose de su autonomía respecto de influencias económicas o de élite. Una verdadera cruzada anticorrupción, desde la que se combata a fondo las malas prácticas, en especial en los cruces y vinculaciones entre empresas y gobierno, Una fuerte e informada participación ciudadana, haciendo realidad aquello de considerar a la democracia no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo.

*Abogado. Columnista. Especializado en Gestión Pública. Derecho Administrativo y Contractual. Magister en Derecho Público. saulherrera.h@gmail.com

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