JOSÉ MANUEL HERRERA BRITO

Por: José Manuel Herrera Brito

Respeto y admiración merece y merecerá siempre nuestra Fuerza Pública, de vocación democrática y respetuosa de la Constitución y las leyes, sí como grandiosa, gloriosa, heroica, pero nunca bien ponderada como le debe y tiene que corresponder dados sus esfuerzos y sacrificios miles en defensa a ultranza de la sociedad e institucionalidad toda; y a la que sin razones algunas se le falsea, mal interpreta y estigmatiza como si ello fuera deporte nacional. Es ella, un cuerpo armado, permanente y de naturaleza civil encargado de la seguridad y el ejercicio de los derechos y libertades de los habitantes; jurídicamente, el conjunto de agentes de la autoridad, armados y generalmente uniformados que, bajo la dependencia del poder público tiene por objeto mantener la soberanía nacional y el orden interno; y, políticamente, es la conformada por las Fuerzas Armadas y Policía Nacional, las cuales ejercen el monopolio de la fuerza de manera legítima; es decir, actúan dentro de la legalidad.

Se ha querido con baratas estrategias aplicar contra ella principios de propaganda otrora en boga, como es mantener copados los titulares de medios de difusión (muchos de los cuales sin criterio alguno se prestan a ello dejándose utilizar o persiguiendo talvez a futuro oscuros y hasta redituables intereses), con propuestas absurdas y agobiando con su imagen a la ciudadanía, buscando condicionarla respecto de las próximas justas electivas y señalando de paso como su enemigo y de manera directa a la Fuerza Pública. Hacen parte quienes así proceden de estructuras políticas (si así pudieran llamarse) que se destacan por cumplir a rajatabla lo que se les ordena, a sabiendas que cuentan con un antídoto que los cubre para que todo les resbale.

Reciben impunemente bolsas repletas de dinero mal habido, visitan cárceles para llevar propuestas deshonrosas, ofrecen prebendas a los corruptos siempre y cuando los apoyen, introducen dineros sucios en partes íntimas, compren testigos falsos, sirven de puente para oscuras patrañas, cobran subsidios ilegalmente, lanzan propuestas irrealizables traída de los cabellos, aceptan en su seno a lo peor de lo peor de la denominada clase política del país y demás otros muchos indignos procederes, más no obstante, aspiran a llegar al Solio de Bolívar con tan oscuro palmares y descalificada hoja de vida, exagerando y desfigurando todo con importante énfasis, así como desviando la atención del país de lo importante y urgente en mares de errores y contradicciones, a la par de acusar a muchos servidores públicos de intervención y deliberación política, en su ruta de desprestigiar una institucionalidad soportada en democracia a la que considera sinónimo de libertad y justicia.

Buscan desde la demagogia, la falacia, los espejismos, el oportunismo, la mentira y el populismo, entre otras malas yerbas, incendiar al país, sumarle a su fatal discurso aseveraciones e insinuaciones tendenciosas, opacar la labor gubernamental que contra todo pronóstico ha alcanzado resultados y metas importantes como significativas para el país en las más de sus áreas y niveles, particularmente contra la delincuencia organizada que pretende seguir llenando de ignominia al país, lo mismo que aupando la corrupción en plena época electoral.

Magos son en la argucia de inventar especies que distraen sus defectos, errores, malas y peores actuaciones. Emplean a fondo con desfachatez manifiesta la calumnia, la injuria y la falsedad contra los integrantes del gobierno y la Fuerza Pública, para ganar más incautos que los sigan, a quienes ofrece el oro y el moro, ríos inagotables de leche y miel; así como pan, techo y trabajo a quienes los acompañen cuando expropien y democraticen a quienes por años han luchado para conseguir prosperidad y bienestar. saramara7@gmail.com

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